miércoles, 21 de enero de 2009

Argentina 2008-2009. Algunas reflexiones

x Daniel Campione
Contra las apariencias superficiales, no hay razones para apoyar un “neodesarrollismo” más preocupado por mantener los negocios del capital que por los asalariados

Intentar una reflexión sobre la situación de Argentina al final de 2008 implica el desafío de salir de las elucubraciones sobre el declive de la popularidad del gobierno, los escasos logros de la oposición y de la prospectiva más o menos vulgar sobre el horizonte de crisis económica que todo indica se avecina.

Lo que nos interesa aquí es examinar el cuadro desde el ángulo dado por las perspectivas de los movimientos populares, atravesados en muchos casos por la puja entre una tendencia más o menos desfalleciente a dar apoyo a las “políticas populares” del gobierno Kirchner, y la de mantener claramente la independencia y la actitud crítica frente a un gobierno que en lo sustancial está ligado a la suerte de la gran empresa, mas allá de gestos fuertes de “arbitraje” entre distintos sectores capitalistas, vinculados también a la necesidad de afirmar un rol más activo para el aparato estatal, en una perspectiva de crisis.

El año 2008 quedó signado por el conflicto que confrontó al gobierno con diversos sectores del capitalismo dedicado a “agronegocios” bajo el signo de las retenciones sobre la venta de la soja y otros granos. El oficialismo exhibió allí todo tipo de contradicciones y torpezas, para terminar derrotado por obra de las deserciones en su propio bando, no deseoso de afrontar ningún choque, siquiera simbólico, con sectores concentrados del capital. Una polarización confusa dominó la lucha política, al punto de que sectores de izquierda apoyaran a los productores que trataban de proteger sus ganancias, y otros se alinearan con la presidenta Kirchner y su esposo, viéndolos como defensor de los “intereses populares”.

Otra fuente de alineamientos confusos han sido las medidas que apuntan en un sentido progresivo, como la reestatización de Aerolíneas Argentinas y del sistema de jubilaciones y pensiones, las que necesitan ser contextualizadas en un plano más amplio, en el que campean por sus fueros el otorgamiento de subsidios, concesiones y moratorias impositivas a los grupos más concentrados del gran capital. Generar oportunidades de negocios para los capitalistas aliados sigue siendo una prioridad de los Kirchner, no incompatible con la realización de estatizaciones puntuales o el establecimiento de controles de precios o trabas burocráticas en otros ámbitos del capitalismo local.

Frente a la crisis económica en ciernes las respuestas gubernamentales transitan paralelamente el sendero del estímulo a la oferta (el apoyo directo al incremento de ganancias del gran capital) con las medidas tendientes al incremento del consumo, dirigidas sobre todo a los sectores medios urbanos entre los cuales el gobierno pretende recuperar terreno, alentando medidas como una reforma impositiva que reduce gravamenes a los salarios altos, mientras el impuesto al valor agregado sigue cayendo con todo su porcentaje sobre los alimentos básicos. Y allí se cuelan generosas posibilidades de “blanqueo de capitales” que apuntan ante todo a fortalecer la libertad de maniobra para las grandes empresas.

Se necesita examinar no sólo las políticas del gobierno sino su forma de construir y ejercer poder, el tipo de vínculo que establece con las organizaciones que lo sustentan. Su actitud de apoyarse cada vez más claramente en el Partido Justicialista, ahora presidido por el propio Kirchner, encuentra proyección en la relación privilegiada con estructuras de la burocracia peronista como los intendentes del conurbano y la conducción de la CGT. El cultivo de estas coaliciones obliga al elenco gubernamental a dejar de lado posibles iniciativas democratizadoras (como el reconocimiento a la CTA), y sobre todo a realizar una construcción política verticalizada desde arriba, hacia un “abajo” donde los “punteros” se sienten como pez en el agua y los militantes populares tienden a experimentar desamparo y desorientación. De hecho, varias organizaciones y personalidades que venían apoyando más o menos críticamente al gobierno, han terminado alejándose de él.

El resultado es catastrófico para los sectores más empobrecidos, hacia los cuales el gobierno destina escasa atención, en parte por considerarlos “seguros” en términos de política electoral, mientras el sistema de salud y el de educación públicas se derrumban a ojos vista, convenientemente sometidos a las jurisdicciones provinciales y locales y por tanto situados en apariencia fuera de las responsabilidades del poder político nacional.

El espacio en EL ámbito gubernamental y sus alrededores para organizaciones populares con alguna aspiración de autonomía, no sólo no crece sino que se estrecha a ojos vista, al exigir complicidades con medidas de forma y contenido antipopulares. El de los K no es un gobierno popular, ni tampoco uno “en disputa”. Apenas expresa en el poder político una relación más compleja y matizada con el poder económico que la que exhibían el menemismo y sus sucesores de la Alianza, lo que está en gran parte signado por una etapa diferente de la acumulación del capital, y no por la sola voluntad gubernamental.

Esto alcanza, sin embargo para que la gestión Kirchner sea detestada por los sectores más férreamente afirmados en el neoliberalismo, más empeñados en la defensa de línea dura del capitalismo de libre mercado, y con pocas o ninguna simpatía por las políticas de derechos humanos y las iniciativas no ortodoxas en materia de relaciones exteriores. Y allí queda tendida la trampa habitual, la que invita a integrarse al “campo popular” para combatir a las fuerzas más abiertamente derechistas. Contra las apariencias superficiales, no hay razones para apoyar un “neodesarrollismo” más preocupado por mantener los negocios del capital que por el nivel de vida de los asalariados, por más que sufra el ataque de los sectores reaccionarios.

Hoy resulta esencial construir un espacio situado claramente a la izquierda del gobierno, lo que significa articular diversos sectores que compartan el posicionamiento autónomo frente a las diversas encarnaciones del establishment, con una vocación anticapitalista que no dependa de una proclamación repetitiva y genérica, sino de una práctica constante que construya cada día formas de poder al margen y a la vez en contra del sistema social vigente, que vayan de abajo hacia arriba.

Ello implica asimismo capacidad para desarrollar maneras nuevas de hacer política, sin por ello condenarse a la abstención en el plano electoral y a la consiguiente ausencia en los organismos de representación. La aspiración a la democracia radical y directa no implica darle la espalda a la democracia representativa, sino saber desenvolverse en su campo con una actitud independiente y superadora. Debería ser innecesario agregar que no se trata de ser “antikirchneristas” sino de enfrentar en su conjunto a la política procapitalista, con la cual no hay alianza posible.

La Haine

Agua que no has de beber… ¿Quiénes exportan agua desde Argentina al mundo?

x Red Eco Alternativo

Un refrán popular dice: Agua que no has de beber, déjala correr. Pero hay quienes han montado un gran negocio en torno a la venta de agua de nuestro territorio para el mundo.

El problema del agua, que afecta mayoritariamente a los países pobres, ha comenzado a agudizarse en naciones desarrolladas como Australia, España, y algunas zonas del Reino Unido, Estados Unidos y Japón.
He aquí la “veta” que han encontrado los mercaderes capitalistas para quienes la exportación del agua se constituye en un negocio más rentable que el petróleo. Y como los grandes reservorios se encuentran en América Latina aquí vienen por ella.
Las informaciones hablan de tres empresas: Makhena SA, H2O + Sur y Protein + Plus.
La primera de ellas ofrece varios productos (www.makhena.com) entre los que se encuentra el “Agua de América del Sur” en dos variantes de exportación: agua mineral natural proveniente de la provincia de Mendoza y agua dulce a granel, cruda, sin tratamiento, con origen en ríos de llanura de Argentina.
Makhena SA tienes sucursales en las ciudades de Miami y de Buenos Aires. El responsable de la sucursal en Argentina, Alberto Cholewa, asegura que aún el negocio (que ya lo había explotado en los ´80) hoy no es rentable por el alto costo del flete. Sin embargo, pobladores de Santa Fe aseguran haber visto barcos cargando agua del Río Paraná.
“Puedo entender que se prohíba la extracción de agua de las napas. Pero acá hablamos de agua del Río de la Plata. No perjudica a nadie. Al contrario, le deja divisas al país.”, afirmó Cholewa, con su óptica empresarial, a un diario de circulación nacional.
Las otras dos empresas forman parte de un fondo de inversión norteamericano y chileno. Sus dueños son la familia Bush, encabezada por John Ellis "Jeb" Bush –ex gobernador de Florida y hermano del saliente presidente de Estados Unidos, George W., los empresarios Ronald Krongold, George Soros y la millonaria familia cubano-norteamericana Fanjul, dueña del imperio azucarero Santo Domingo.
Gustavo Spedale, integrante de la Coordinadora en Defensa del Agua y la Vida, comenta que el proyecto es extraer agua potable de las napas, a las tierras compradas de una antigua estancia en la provincia de Córdoba, en la localidad de Río IV, donde el grupo tiene declaradas ya 5.000 hectáreas de su propiedad. El agua iría en tanques a Escocia para ser envasada y se exportaría a Europa bajo la marca Valley Organic & Gourmet S.A como agua potable premiun “made in Argentina” a 11 euros la botella.
El negocio ya está iniciado. Hoy se exporta agua cordobesa “premium gourmet” marca “Seductive” extraída en la localidad Falda del Carmen. La empresa, con sus oficinas centrales en Dubai, (www.seductivewater.com) vende a 14 países 270 mil botellas de agua. En Dubai los jeques árabes llegan a pagar 130 dólares el litro.
A principios de 2008 la ONU estimó que cerca de 1,5 millones de niños mueren anualmente por falta de agua potable y cerca del 40 % de la población no tienen saneamiento básico.
Por su parte, UNICEF informó que en América Latina y el Caribe la segunda causa de mortalidad infantil, después de las enfermedades respiratorias, es la diarrea causada por la falta de saneamiento básico e higiene.
Frank Rijsberman, director general del Instituto Internacional de Manejo del Agua, asegura que la demanda de agua se duplicará para el 2050.
En Argentina, el capital transnacional no sólo exporta nuestra agua sin que nadie se entere, también se la bebe gratuitamente en la actividad minera contaminante y en el riego de la desbastadora soja. A cambio arrojan en los ríos desechos industriales y contaminan las napas del agua que luego beberán quienes tengan la suerte de tener una canilla dentro de su casa.

Fuentes: Suramericapress, Telesur, Indymedia Argentina, Diario Buenos Aires Económico