sábado, 30 de agosto de 2008

El fin de la Era del Petróleo

¿Un cambio de época?

Por Félix Herrero y Diego Mansilla - Economistas del M.O.R.E.N.O

En un artículo anterior (1) decíamos que se vive una época de grandes novedades, provocadas por actos recientes de los hombres o como resultado de prácticas seculares que tienen una fuerte incidencia en campos como el de la geología. Son fuertes tendencias sociales, económicas y tecnológicas que se han manifestado con fuerza en los meses recientes.

Frente a estos cambios, son muchos los análisis que exploran las dificultades que sufren crecientemente algunos pueblos y países, mientras otros obtienen beneficios. Las noticias no se centran sólo en el aumento de los precios de los combustibles, comestibles, minerales y el agua. La discusión no apunta solo a los aumentos de la demanda, sino también a una oferta incapaz de crecer, ya sea por falta de inversiones, por agotamiento de los recursos naturales, o por ambas causas.

En los análisis no se puede dejar de lado a la especulación, sobre todo en el caso de los alimentos y de los hidrocarburos, como también en la valuación futura del oro y de la divisa estadounidense. Los análisis más serios asignan a esta causa entre el 30 y el 40% del aumento del precio del petróleo crudo durante los últimos doce meses, es decir que el aumento desde los 65 dólares a que se cotizaba en la bolsa de Nueva York el 1 de junio de 2007, a los casi 140 dólares de la tercera semana de junio de 2008, alrededor de 30 dólares se deben a la especulación financiera.

En el caso de los alimentos, a la especulación se le asigna un 20% del aumento experimentado. Si en un año el precio del petróleo se duplicó, varios cereales y oleaginosas crecieron en ese mismo ritmo. Por otra parte, la crisis del dólar se hizo evidente en los cinco primeros meses de 2008, cuando esa divisa se devaluó un 20% respecto al euro. Los cálculos del incremento del precio internacional del petróleo se dan en dólares; si se evaluaran en monedas más estables, como el euro, dicha variación no sería tan abrupta.

¿DÓNDE ESTAMOS PARADOS?

En los momentos difíciles de la actividad política, social y económica de las naciones, los análisis van dirigidos a definir qué tipo de crisis ocurre, y hacia qué tipo de modificaciones evolucionan las sociedades. ¿Se trata de una crisis del sistema, del modelo, es estructural o coyuntural? Obviamente nadie cree que la crisis actual sea un mero cambio coyuntural ni una mera alteración del modelo. Pero, ¿se trata de un fin de época, de civilización, de un cambio de estructura económica y social, o de una crisis que no impedirá que la estructura capitalista se mantenga, e incluso se renueve, como ya muchas veces sucedió en el pasado?
Los análisis más dramáticos traen a colación las catástrofes bíblicas, como las Diez plagas de Egipto, o la presencia de los Cuatro jinetes del Apocalipsis (2). En ambos casos se trata de una sucesión de desgracias, muchas de las cuales, como el hambre y la guerra, no han podido ser eliminadas por el hombre. Estas perspectivas de los jinetes y las plagas también estuvieron presentes en los trabajos de muchos ensayistas inmediatamente después de la segunda guerra europea: se trataba de la destrucción por el “hongo nuclear” en los años cincuenta, la guerra fría y el hambre antes de la primera revolución verde (agrícola) en los años sesenta.

La crisis actual se debe 1) al agotamiento del petróleo y al consecuente aumento de su precio internacional, 2) a la falta de alimentos y a su encarecimiento, 3) a la escasez de agua para alimentación y saneamiento que sufren poblaciones enteras y, sin duda, 4) al calentamiento de la tierra. En qué momento estos cuatro problemas se volverán cruciales, de qué manera y con qué intensidad afectarán a las poblaciones, son cuatro incógnitas. Pero lo que es indudable es que su tendencia es ineluctable, particularmente en el caso del fin del petróleo y el agua.

EL FIN DE LA ERA DEL PETRÓLEO

La historia del petróleo ha signado en el mundo las épocas industriales, inclusive la evolución de la tecnología militar. Desde su descubrimiento en los Estados Unidos en 1859 hasta hoy, el petróleo ha servido para calefacción e iluminación (hasta la primera guerra mundial), para combustible de los automóviles (desde 1911) y de los buques de guerra (desde 1914/1916). Con la finalización de la era del carbón, el mundo desarrollado comenzó a vivir con el petróleo una nueva época económica y social. Además, el petróleo ha sido la causa de las guerras provocadas por el dominio de su mercado y de sus fuentes o, más recientemente, de sus reservas, en cualquier lugar que se encuentren (3). Tan grande es la necesidad de los países poderosos por asegurar reservas petroleras para garantizar su futuro, que incluso van alterando el derecho internacional de la propiedad del subsuelo con el nuevo “derecho de captura”, más inspirado en la conquista que en la equidad.

Cuando terminó la segunda guerra mundial, no sólo existió el acuerdo de Yalta (1945) entre F. D. Roosevelt, W. Churchill y J. Stalin para dividir el territorio de las naciones en Europa, África y gran parte de Asia. Después de Yalta, el presidente F. D. Roosevelt se dirigió a Egipto y en el crucero insignia Quincy acordó con el rey Ibn Saud, fundador de la dinastía saudita, apoyarlo militarmente (acuerdo que se mantiene hasta hoy) a cambio del petróleo de Medio Oriente.

Además de las reuniones planetarias que no logran avanzar en la eliminación o atenuación del hambre (la reciente reunión de Roma terminó en un fracaso manifiesto, ya que estuvo lejos de lograr una solución compartida), el tema del agua (la reciente reunión de Zaragoza constituyó un fracaso internacional) se agrava cada vez más y, como el petróleo, produce guerras (4).

ALGUNAS PREGUNTAS PARA ENFOCAR EL FUTURO

La incógnita sobre el momento en que producirán el agotamiento de los recursos naturales y un fuerte incremento de la escasez de los alimentos, así como los problemas derivados del cambio climático están tan relacionadas entre sí como lo estuvieron los cuatro jinetes del Apocalipsis. El aumento del uso del petróleo, a pesar de su cercano agotamiento, y el incremento de su precio no son óbice para detener los factores que generan el cambio climático, y la errónea solución de producir agrocombustibles (mediante el agrobusiness, que ya destina a producir carburantes más de un tercio del maíz cosechado en Estados Unidos) acarrea un mayor calentamiento global (por la deforestación y otros factores), incrementos desusados de los precios de los alimentos y es también una causa de la falta de agua.

A su vez, la falta de alimentos y de agua provoca la falta de saneamiento y salud para los pueblos e incluso muertes por hambre; y el calentamiento global provocará la desaparición de poblaciones enteras del mundo. Todo esto sin considerar la crisis financiera iniciada en Estados Unidos, con la huída de los ahorristas del mercado inmobiliario y la colocación de capitales especulativos en los mercados de futuros de las materias primas (petróleo, alimentos y oro por ahora) provocando el encarecimiento de las mismas.

Estamos en presencia de una interrelación intensa de los problemas; cada vez resulta más difícil aislarlos para buscar soluciones lineales, porque se trata de una crisis bastante generalizada que exigirá cambios esenciales en la organización económica y social. El capitalismo, en su modalidad neoliberal, no podrá superar estos problemas, todos ellos de naturaleza estructural, provocados por el propio sistema. Son los modelos del capitalismo estadounidense y europeo los que hoy muestran contradicciones insalvables.

¿Cómo se explica que Estados Unidos haya malgastado de tal manera su petróleo que, luego de ser exportador durante un siglo, hoy deba importar más del 60% del petróleo crudo que consume? ¿Cómo se explica que Estados Unidos busque hoy tratados como el TLCAN (o NAFTA, según su sigla en inglés) para asegurarse el agua de Canadá, al mismo tiempo que sigue despilfarrado este recurso natural esencial? ¿Cómo se explica que en un mundo de millones de personas hambrientas, Estados Unidos se lance a utilizar el maíz para alimentar los tanques de los automóviles en vez de alimentar los estómagos de los hambrientos? ¿Cómo se explica que Estados Unidos, y en parte también Europa, expongan al mundo al riesgo del cambio climático global, consumiendo el 50% de los combustibles de origen fósil refinados en el mundo? ¿Y que sus fundaciones implanten el agrobusiness en sus propios países y busquen hacerlo en otras partes del mundo, como en la Amazonia sudamericana?

Para terminar con este difícil final de época, e iniciar una nueva, se necesita un cambio socio-cultural profundo, sobre todo en los países de ingresos elevados, que tenga en cuenta un uso eficiente de los recursos naturales -sin los elevados costos sociales que hoy supone- y que deje de lado consumismos irracionales, si es que sinceramente no se quiere provocar faltantes de energía, agua y alimentación en los países donde reside la mayor parte de la población mundial.

NOTAS

(1) “Las tendencias económicas y el petróleo”, Mene, Nº 39, Caracas, 2008.
(2) Las plagas egipcias consistieron en invasiones de ranas, piojos, tábanos y langostas, la aparición de úlceras en la piel de los egipcios, la conversión de las aguas del Nilo en sangre, la peste en los animales, la caída de granizo y fuego, una oscuridad tenebrosa durante tres días y la muerte de los primogénitos. Los cuatro jinetes fueron el hambre, la muerte, la peste y la guerra, los que empuñaban el arco para la Conquista, la espada para la Destrucción, la balanza para la Crisis económica, y el tridente para la Muerte. Debemos preguntarnos si las crisis que comentamos (petróleo, agua, alimentos, etc.) son las amenazas de invasión a Irán, las destrucciones de Darfur y Kosovo, la crisis económica del dólar y las muertes en Irak.
(3) Nuestra América sufrió guerras como las del Chaco (1932) y la de Perú-Ecuador (1941). Fue muy positiva la reunión que tuvieron E. Morales y los presidentes -actual y electo- del Paraguay, el 14 de junio pasado en Sanandita (Bolivia) luego de 73 años de terminada la guerra entre Paraguay y Bolivia o, mejor dicho, entre la británica Shell y la estadounidense Standard Oil. Los presidentes reconocieron que ambos países lucharon por intereses de las empresas transnacionales del petróleo y no por atender la voluntad de sus pueblos. El presidente paraguayo N. Duarte afirmó que “la Guerra del Chaco fue absurda, impuesta por intereses extraños a nuestros pueblos”.
(4) Ester Bruzzone, Las Guerras del Agua, (I y II), Buenos Aires, Capital Intelectual, mayo de 2008.

Publicado en la revista Mene, Nº 40, Caracas, junio/julio 2008


La minería es un saqueo despiadado

"No aportan nada, se llevan todo fuera y nos dejan algo: una gigantesca contaminación", dijo Solanas, al responder las preguntas de los lectores de MDZ en el videochat.

El principal referente de Proyecto Sur y ex candidato a la presidencia, el cineasta Fernando “Pino” Solanas, participó del videochat con los lectores de MDZ.

El encuentro fue coordinado por el subdirector de MDZ, Luis Abrego y Solanas se concentró en responder a las consultas que, principalmente sobre recursos naturales, aerolíneas y su condición de peronista, formularon los lectores.

Durante un espacio acotado, Solanas tuvo tiempo para dejar una contundente opinión en contra de las actuales condiciones de la explotación de minerales en el país. Sostuvo que “representa un saqueo despiadado”, carente de controles de parte del estado y que, por otra parte “la minería en el país no paga ningún impuesto, pagan sólo el 1% de regalías, y las ventas por exportaciones no son controladas”.

Le dedicó un párrafo a “los hermanos Gioja”, en referencia al gobernador sanjuanino José Luis y a su hermano César, que es senador nacional. “Son muy desfachatados –dijo Solanas- al hablar de la riqueza que le deja la minería a la Argentina. Es el único rubro que no deja una sola divisa al país. Esto es saqueo despiadado, es un escándalo”, arremetió.

Señaló que el gobierno nacional se dedicó al tema de las retenciones al agro “en un proyecto que solamente las contemplaba por 5 meses, igualando a pobres con ricos”, mientras “no hace absolutamente nada para revertir la situación de privilegio de los grandes pooles cerealeros o mineros en el país”.

Completó su análisis al señalar que “las mineras reciben el premio del subsidio a las exportaciones mineras, que va del 2 al 7 por ciento de lo que ellas dicen que exportan”. “Les pagan para que se lleven todo, pero nos dejan algo: una gigantesca contaminación”, dijo.

Paisaje de Catamarca

Fernando Solanas graficó lo que le puede pasar al resto del país con el caso de la minera La Alumbrera, ubicada en Catamarca. Recordó que hace dos años hubo en esa provincia “un debate interesante, cuando se acusó a las empresas mineras de no tomar mano de obra catamarqueña”.

“Ocurrió –relató Solanas- que es esa empresa la que pone plata en cuanta actividad social o deportiva haya, como sponsor y pasó que esa sola empresa exporta el equivalente a tres veces el presupuesto provincial de Catamarca”. Continuó: “La Alumbrera le respondió a los catamarqueños que no podían afirmar aquello de que no eran tomados por la empresa como empleados, porque invierten anualmente 62 millones de pesos en salarios”.

Sin embargo, Solanas cuestionó que lo que la minera calló es que “ganan más de 1.500 millones de dólares y todavía el país les devuelve, en concepto de reintegro por exportaciones más de 60 millones, pero de dólares. Y nadie les controla si es verdad lo que ellos dicen que exportan”.

“¡Agárrense todos cuando desembarquen las corporaciones!”, exclamó Solanas, con su particular estilo, al dirigirse a los lectores mendocinos.

Como explotar sin contaminar

La consulta que llegó desde uno de los lectores fue cómo compatibilizar la explotación minera o bien, la “recuperación por parte del Estado” de esa tarea, que Solanas propone, sin que se siga contaminando, sea quien fuere quien esté al frente del emprendimiento.

“De las tres actividades más contaminantes del mundo, la minera es la principal”, comenzó su respuesta Solanas, para completar luego la introducción a su respuesta que “la explotación a cielo abierto deja a la roca abierta y provoca lo que se conoce como lluvia acida, que tiene 100 veces más poder que el ácido de la batería de un auto y es esa lluvia la que alimenta los cauces de los ríos”.

Dijo, yendo al grano, que “YPF, en manos del Estado, explotaba y no contaminaba las napas de agua”. Y concluyó su respuesta señalando que “cuando lo que se prioriza es la renta, no se fijan en esos detalles. Hay cosas que son incompatibles con lo privado o sino, en donde la parte privada debe tener una participación minoritaria y una de esas cosas es la explotación minera”, afirmó.

Finalmente, al redondear en torno al tema de las riquezas subterráneas, el entrevistado dejó una inquietud y una propuesta a los legisladores mendocinos: “¿Qué vamos a priorizar? ¿La defensa de la vida y la naturaleza o la renta? Tienen que haber controles públicos, en los emprendimientos altamente contaminantes tienen que participar representantes de las comunidades”, reflexionó. Pero además, dejó una tarea a los mendocinos: “Espero que la Legislatura de Mendoza les prohíba a las mineras la utilización de aguas fósiles para lavar minería”, señaló Fernando Solanas.

La política, el país, la gestión K y...Cobos

Fernando Solanas se identificó como “peronista de Perón”, dijo conocer “como pocos” lo que el líder del justicialismo pensaba y centró sus coincidencias en las nacionalizaciones realizadas apenas tomó el poder.

Sin embargo, dijo que Perón fue “travestizado, transfugado y traicionado por los peronistas, desde la Renovación hasta acá”.

A la hora de definir su espacio político actual –Proyecto Sur- lo diferenció de la oposición ultracrítica, “a lo Carrió”, según sus propias palabras, para aceptar que el país está “mucho mejor colocado que en 2001, con superávit fiscal, reservas por 50 mil millones de dólares y crecimiento de más del 8% anual”.

Lamentó que, a pesar de ese contexto económico favorable, subsistan “enormes injusticias”, que adjudicó a que “la esencia del modelo neoliberal de los 90 sigue funcionando”.

Al cargarle las culpas al matrimonio Kirchner, ejemplificó: “¿en un contexto de saqueo de los recursos minerales, de qué sirve sacarle un puntito de renta a la soja?

En el único momento en que le puso nombre y apellido a los responsables de “no cambiar nada en el país”, se refirió a “la terquedad espectacular de Néstor Kirchner”.

“Proyecto Sur –explicó- tiene una actitud constructiva cuando dan espacio para construir y lo demostramos en el caso del tratamiento del proyecto sobre Aerolíneas Argentinas”, en que su partido apoyó un proyecto modificatorio del oficial.

Mientras tanto, rescató la legitimidad del voto contrario al gobierno del vicepresidente Julio Cobos. “Cuando el gobierno al cual se pertenece toma direcciones contrarias a sus principios, también es lícito que presente la renuncia y se vaya”.

Agregó al respecto que “lo que me resultó inconcebible, es la terquedad del gobierno nacional, ¡ya que a un vicepresidente al que el agua le llegaba hasta la nariz no le concedieran ni siquiera un cuarto intermedio…bueno!, prolongó su exclamación con un silencio.

Ante la estatización de Aerolínas Argentinas y Austral

Fracaso privatizador
Por Fernando "Pino" Solanas

La reciente votación en Diputados que dio media sanción a la reestatización de Aerolíneas Argentinas constituye un valioso paso adelante en la recuperación de nuestro patrimonio nacional. Pero lejos de haberse agotado, el debate recién comienza: los argentinos nos debemos una profunda autocrítica sobre el monumental fracaso de las políticas de privatización de nuestros servicios públicos y el calamitoso estado del transporte. Es la necesaria discusión sobre los nuevos modelos de gestión pública de las empresas de servicio.

En este sentido, luego de lograr sustanciales modificaciones, junto al Bloque del SI, Proyecto Sur ha decidido acompañar con disidencias parciales el proyecto del Gobierno para recuperar la aerolínea de bandera. En esta oportunidad, el oficialismo ha superado la terquedad con que se le viera actuar durante el conflicto agrario y ha demostrado vocación de abrirse al diálogo.

En primer lugar, logramos que se eliminara la posibilidad de reprivatizar la empresa. Si bien se establece la figura de Sociedad Anónima, se acordó que habrá mayoría estatal. También se consiguió que desapareciera la mención del Acta de Acuerdo que el Gobierno firmó con el grupo Marsans; y que se fijara como fecha para la tasación el momento de la intervención, 16 de julio, cuando la empresa estaba en estado de quiebra. Además, la valuación queda a cargo del Tribunal de Tasaciones y, finalmente, la última palabra sobre el valor de la compañía la tendrá el Congreso. Si no se llegara a un acuerdo, el Gobierno deberá proceder a una justificada expropiación.

Debemos explicar que el gobierno nacional conocía desde hace años el ruinoso estado de Aerolíneas Argentinas, pero nada hizo para recuperar la empresa. Primero Iberia, luego American Airlines y finalmente el Grupo Marsans saquearon y quebraron a la compañía. Además de dejar una millonaria deuda, vendieron las oficinas que AA tenía en las principales ciudades del mundo; desmantelaron el centro de simuladores de vuelo más avanzado de América latina y un banco de pruebas de motores de alta potencia; vaciaron los talleres especializados y almacenes de repuestos; y vendieron los 28 aviones propios. Acorde con el saqueo de la privatización y la desidia gubernamental, el proyecto que el Gobierno presentó originalmente resultaba escandaloso, porque acordaron con el grupo Marsans que el Estado argentino se haría cargo de la deuda de 900 millones de dólares para luego reprivatizar la compañía; y establecía que ante un probable desacuerdo entre el Gobierno y el privado por el precio final de las acciones, un tercero internacional sería quien daría un fallo inapelable. ¿Cómo ha sido posible que en estos 16 años ningún gobierno iniciara acciones penales por el vaciamiento de AA? Además, Marsans, en lugar de invertir, hizo desaparecer los 750 millones de dólares que obtuvo para sanear sus empresas. Ahora, es una obligación para el gobierno nacional demandar a quien corresponda por este desfalco. Por ello, desde Proyecto Sur exigíamos 180 días para investigar a fondo la situación de la empresa y llegar a una propuesta seria.

Hoy, el caso de Aerolíneas Argentinas es una evidencia más del monumental fracaso privatizador. Ante esto, las organizaciones sociales y sindicales, las asociaciones de usuarios, las universidades y las fuerzas políticas tienen que discutir un nuevo modelo de control y gestión de empresas públicas de servicio, hecho que debe traducirse, en esta oportunidad, en un proyecto para el funcionamiento transparente y eficiente de nuestras compañías aéreas. Es necesario que Aerolíneas Argentinas, así como las empresas de trenes y de otros servicios, se constituya finalmente como Sociedad de Estado, situación que, distinto de las sociedades anónimas, conllevan mayores y más rigurosos controles de operación.

Se trata, en definitiva, de enterrar con decisión el mito de que el desembarco de los capitales privados en los servicios públicos asegura mayor eficiencia y transparencia de gestión. En el caso de la aeronavegación, resulta innecesario advertir que la seguridad en este servicio es esencial. Pero sabemos que el capital privado tiene como principal objetivo la ganancia y no la seguridad de los pasajeros. La recordada catástrofe de Lapa y la reciente tragedia de Spanair demuestran qué sucede cuando se intenta bajar los costos de mantenimiento u operar con aviones viejos para asegurar rentabilidad. El servicio aéreo, así como el ferroviario y el marítimo, son servicios públicos. En consecuencia, tienen que estar en manos del Estado que, además de poder cumplir con un servicio de excelencia, aportaría innumerables beneficios a la sociedad en materia comunicacional, cultural y económica.

En Argentina, después de cinco años de gobierno de los Kirchner, sólo hemos visto cómo empeora el sistema de transporte. Nunca los pasajeros han sido tan maltratados y el inviable avance del transporte automotor provoca más de 8000 muertes cada año. Ante ello, el gobierno nacional propone la construcción del elitista e irracional “tren bala”, no recrea la flota marítima y fluvial, y regaló, por primera vez, las rutas de cabotaje.

Las modificaciones que logró introducir Proyecto Sur a la iniciativa oficial para la recuperación de Aerolíneas Argentinas son una contribución al debate que nos debemos sobre el descomunal fracaso del modelo privatizador en los transportes, para avanzar hacia la constitución de nuevas sociedades de Estado con nuevos modelos de gestión que aseguren servicios públicos con participación de la comunidad.

Proyecto Sur acompaña con disidencias el proyecto oficial de recuperación de Aerolíneas Argentinas

De la Redacción de InfoSUR

Tras haber logrado que el oficialismo en Diputados aceptara realizar varias modificaciones al proyecto oficial,
Movimiento Proyecto Sur acompaña con disidencias parciales la recuperación de Aerolíneas Argentinas y Austral.

Así lo explicó su máximo referente, Fernando “Pino” Solanas, en el programa de cable A Dos Voces: “No caben dudas sobre las complicidades del secretario Jaime y la inacción del gobierno, pero en esta coyuntura, para asegurar la continuidad del servicio y el personal, Proyecto Sur va acompañar en general el proyecto del gobierno, con las reformas que se introducen a pedido de nuestro diputado Claudio Lozano.”

Respecto a las modificaciones, Solanas explicó: “El proyecto oficial establecía la absorción de deudas y jamás habló de estatización. Ahora, en primer lugar, se acabó lo de reprivatización y no figura la aceptación del Acta de Acuerdo; se establece Sociedad Anónima, pero con mayoría estatal. Otro logro que conseguimos es que se fija como fecha de la tasación el momento de la intervención, 16 de julio, cuando la empresa estaba en estado de quiebra, porque en el proyecto oficial originario se fijaba la tasación una vez rescatada la empresa. Además, ahora, la última palabra sobre la tasación la tendrá el Congreso”.

Paralelamente, Solanas contó cuál debiera ser el proyecto de máxima: “Por supuesto, Proyecto Sur está por la reestatización absoluta. Es más: Sociedad del Estado, con rigurosos controles públicos, participación de trabajadores, usuarios y transportistas de carga. Ya sabemos cómo es la privatización: es vaciamiento, el Estado Bobo paga el salvataje, y luego vuelve el privado a fundirla.”

Respecto al proyecto de la oposición (UCR, CC, PRO, Frejuli), Solanas mantuvo distancia: “No acompañamos a la oposición, porque el primer objetivo de su proyecto es reprivatizar, refundar una nueva empresa y seguir con este baile.”
Solanas se refirió también al abandono de Aerolíneas Argentinas por parte del Gobierno Nacional y a la necesidad de investigar y demandar al Grupo Marsans: “Falta debatir el desastre al que nos llevaron las políticas privatizadoras de los ‘90. Jamás se maltrato y abandonó tanto al pasajero. El gobierno de los Kirchner pasó cinco años sabiendo que Aerolíneas Argentinas estaba quebrada, sin tener una propuesta de reconstrucción de la aeronavegación. Argentina no puede tolerar que le hayan vendido los 28 aviones propios y que le hayan vaciado las oficinas y talleres. Por eso, Proyecto Sur ha planteado, desde el inicio, que hay que hacer una demanda fuerte y profunda por vaciamiento a Marsans. Hay que exigirle al gobierno español que obligue a Marsans a devolver a Aerolíneas los 750 millones de dólares que debían venir como salvataje. Nosotros hemos planteado una intervención de 180 días para clarificar el asunto de las deudas y, por supuesto, un no rotundo a la reprivatización.”

Finalmente, Solanas se refirió a la necesidad de un transporte seguro: “Ninguna empresa de aeronavegación en el mundo da beneficio, sino que están subsidiadas. Las seis grandes empresas norteamericanas funcionan con observación judicial. Tenemos que ir a un servicio serio, seguro, eficaz y con tarifas razonables. Los servicios públicos no tienen como principal objetivo dar renta o ganancia.





Inflación, estancamiento, crisis bursátil:

¿A dónde va la economía argentina?

Luego de la derrota frente a los chacareros, el gobierno no para de recibir golpes en lo que a la economía se refiere. La inflación trepa a niveles más que peligrosos, los indicadores muestran un estancamiento de la economía, el riesgo país alcanza niveles parecidos al período de De la Rúa y la Bolsa va de crisis en crisis.¿A qué se deben todas estas “malas noticias” para el gobierno y su plan?

La economía argentina parece haber entrado en un tobogán sin freno. ¿A qué se debe que todos los indicadores otrora aparentemente favorables al gobierno, hoy muestren datos totalmente opuestos a sus intereses? ¿Es casualidad? ¿Son problemas nuevos y derivados de la derrota ante el campo? ¿O en realidad se trata de la puesta en evidencia de problemas económicos de arrastre, que el gobierno lograba ocultar parcialmente antes del conflicto con el campo? Trataremos de abordar algunos de los múltiples factores que demuestran que la economía ya venía enferma, y que su aparente fortaleza de hace unos años era parcial y, en buena medida, ficticia.

Los problemas son estructurales

Desde estas páginas hemos insistido reiteradamente en que el plan económico aplicado por los Kirchner no se diferenciaba demasiado del de sus antecesores Menem y De la Rúa, aunque el modelo tenía algunas diferencias que motivaron que muchos sectores de centroizquierda e incluso de izquierda se confundieran y le vieran aristas positivas, progresivas e incluso lo adoptaran como “su plan”. Este plan no tuvo ni tiene nada de progresivo. Veamos por qué.
Bajo el gobierno de los Kirchner siguió la entrega de los recursos naturales como el petróleo y los recursos mineros. Por eso hay cada vez más problemas con el abastecimiento de naftas y gasoil. Fue Kirchner el que permitió que Repsol se llevara el crudo durante todos estos años, cuando ya se sabía que el mundo iba hacia una crisis energética cada vez más severa. Se concentró cada vez más la economía en pocas manos y se profundizó la trasnacionalización, de manera que más del 80% de las principales empresas son extranjeras o con fuerte ingerencia del capital multinacional en su composición. En más de cinco años no se logró un ritmo de inversiones productivas que permitiera la reconversión de la industria y así aumentar la producción realmente. La famosa competitividad de la industria se basó en un dólar alto, con salarios deprimidos en pesos. Estos dos últimos factores, sumados al componente especulativo, son los responsables directos de la inflación y el crecimiento de la pobreza que asistimos.
Sólo como ejemplo mencionaremos que tanto en el campo como en la industria el 80% de la producción está en manos de unas pocas empresas y pooles de siembra, mostrando que la concentración iniciada hace años pegó un salto bajo el modelo K. La contracara son las miles de pequeñas empresas y productores agropecuarios que se debaten entre el atraso tecnológico, la dificultad en el acceso al crédito y la falta de inversión, todo lo cual hace que sus actividades sean poco “rentables”.
Se conoció que el Estado subsidia de manera escandalosa, con miles de millones de pesos al año, a los que más tienen, como las grandes empresas de lácteos, los trenes y subterráneos o las empresas de servicios, mientras que los pequeños productores y la población en general no ven un peso de estos subsidios. Y que toda la plata acumulada en las reservas tiene como objetivo central garantizar los pagos de la deuda externa y los bonos, y no atender las necesidades del pueblo, los trabajadores y los desocupados.
Para terminar este tema diremos que el contexto internacional, con los EE.UU. próximos a entrar en recesión y una Europa que frenó evidentemente su crecimiento, hace que las perspectivas de exportaciones y ganancias se vean amenazadas.

Lo que el conflicto del campo puso en evidencia


Los problemas estructurales vienen desde hace años. El conflicto con los pequeños y medianos productores del campo, que aún hoy no pueden resolver, lo que hizo es ponerlos de manifiesto ante millones de personas, desenmascarando el doble discurso que caracterizó la gestión pasada de Néstor y la actual de Cristina.
Fueron millones de argentinos los que descubrieron que las retenciones eran iguales para los grandes pooles que para los pequeños y medianos chacareros y que las mismas no eran coparticipables, es decir, que todo el dinero entraba en las arcas centrales de los K, lo que hundía en la crisis económica a las provincias, llegando a extremos insólitos como el de una Córdoba riquísima en producción pero en crisis financiera porque el gobierno no le enviaba los fondos necesarios para hacer frente a salarios y jubilaciones.
Quedó al desnudo que era verso que necesitaban la plata para la famosa “redistribución”, ya que mientras a los grandes exportadores agrarios el gobierno le permitió hacerse de más de 1.000 millones de dólares declarando fraudulentamente que habían vendido ya la producción del 2008 y 2009 antes que saliera la 125, a los pequeños y medianos productores les aumentaban las retenciones al punto de hacerlos quebrar. Y fue el propio Néstor el que desmintió a Cristina, cuando dijo que la plata de las retenciones la necesitaban para pagar los compromisos externos y no para hacer hospitales ni escuelas, como mentía su esposa.
A partir de la crisis del campo el riesgo país trepó a las nubes, alcanzando los niveles propios del gobierno de De la Rúa, la Bolsa sufre crisis tras crisis todas las semanas y saltó el escándalo de la venta de bonos a Venezuela, a un interés usurario y que, para colmo, Chávez vendió a los pocos días, haciendo crecer la desconfianza en el país. Es que los buitres acreedores internacionales saben que la Argentina tendrá serias dificultades para pagar los compromisos externos.
Y, como si todo esto fuera poco, la inflación no deja de presionar, empujando a millones de argentinos debajo de la línea de pobreza, aumentando el malhumor de la población que rompe con el gobierno y haciendo que la imagen positiva de Cristina no supere el 15-20%, el más bajo en la historia de un presidente en nuestro país con sólo ocho meses de gobierno.

¿Hacia dónde va el modelo K?

Si tenemos que resumir los tres principales problemas de la economía en los próximos meses, debemos decir que son el contexto internacional, la inflación y los pagos de la deuda externa.
A los problemas estructurales de “arrastre” que ya nos referimos, se le suma un marco internacional de enfriamiento, con una menor demanda de los productos que exporta la Argentina y una crisis energética cada vez más aguda, lo que llevaría a un freno evidente del crecimiento: de un 7-8% anual previo pasaría a no más del 2-3%.
Pero la inflación es el problema más acuciante para el gobierno. El tipo de dólar alto, que fue el puntal de la “recuperación” de la economía, hizo que los precios fueran trepando durante estos años hasta alcanzar los niveles del dólar. Las luchas de los trabajadores para poder alcanzar niveles de ingresos que le permitan su subsistencia limitaron las superganancias de los empresarios. Este crecimiento no fue acompañado de una reconversión industrial que le permitiera a los capitalistas aumentar la producción de manera real y así hacer frente al mayor consumo, sino que se hizo aprovechando la mano de obra temporalmente muy barata y la capacidad industrial instalada. Pero hoy la industria argentina es mayoritariamente obsoleta e incapaz de aumentar la producción, lo que abona la inflación. A esto hay que sumarle el componente especulativo luego de la derrota del gobierno ante los chacareros, ya que los empresarios se resisten a resignar sus ganancias y por eso aumentan los precios según su propia conveniencia. La crisis del INDEC, con las maniobras y desatinos de Moreno, no hace más que aumentar la incertidumbre y echar más leña al fuego de la especulación empresaria. Por lo que el estancamiento y el enfriamiento de la economía argentina que todos los analistas hoy alertan es el peor que podrían haber pensado. No se trata de un “enfriamiento medido”, como sugería el renunciado Lousteau. Todo lo contrario: hay crisis, especulación, inflación no controlada, gente que no consume por temor, corridas hacia el dólar y falta de crédito internacional. Esto hace presagiar que la industria no encontrará en un futuro cercano posibilidades de revertir este escenario. Es en este marco que la UIA presiona al gobierno por un nuevo tipo cambiario que eleve el valor del dólar a más de tres pesos, la única manera que encuentran los ricos de conservar la supuesta “competitividad industrial” y sus ganancias. Es decir, descargando una vez más la crisis sobre la espaldas de las masas.

Se concentró cada vez más la economía en pocas manos y se profundizó la trasnacionalización, de manera que más del 80% de las principales empresas son extranjeras o con fuerte ingerencia del capital multinacional

El tercer problema central es el pago de los intereses y capital de la deuda externa. Es un hecho aceptado que las reservas han disminuido para evitar la subida del dólar y la salida de los depósitos bancarios como sucedió previo al Argentinazo del 2001. También todos reconocen que el gobierno tendrá que echar mano a las reservas para pagar los vencimientos de obligaciones y bonos que vencen en este año, pero sobre todo en el 2009. Pero lo que no dicen claramente es que estas reservas acumuladas existen gracias a que el gobierno, con sus impuestos regresivos, actuó como una “aspiradora” de dinero, vaciando a las provincias y municipios, haciendo que existan provincias riquísimas pero totalmente endeudadas y que no pueden pagar siquiera los salarios.Es la otra cara del endeudamiento: el endeudamiento interno que tiene este modelo y que puede entrar en crisis y estallar en cualquier momento.
La derrota sufrida por el gobierno K ante los chacareros tonifica a los trabajadores, que saldrán a luchar por aumentos salariales que les permitan contrarrestar la inflación creciente. El famoso Pacto del Bicentenario, con el cual Cristina pensaba unificar a los empresarios y burócratas sindicales en contra de los trabajadores, está haciendo aguas y no lo pueden concretar. Debemos prepararnos para más luchas, conflictos y crisis económica. Y, sobre todo, para evitar que una vez más intenten descargar su crisis sobre nuestras espaldas.

Gerardo Vera

¿A dónde va la Federación Agraria?

La FAA como SRA compartimos hoy un papel de subordinados, aunque en distintas escalas, frente a los agronegocios, que hace que muchas diferencias se borren (hoy ambos tenemos vacas o sembramos soja y maíz). Décadas atrás, el campo estaba más estratificado de acuerdo a sus producciones; hoy es más universal en lo productivo. Aunque cambien las escalas, antes los estancieros eran criadores e invernadores (SRA), depende del lugar geográfico en que se ubicara el campo. Y en la FAA, éramos fundamentalmente agricultores (chacareros). Hoy, donde se puede sembrar, se siembra; y siembran todos, grandes y chicos. Y los ganaderos, grandes y chicos, fueron desplazados a zonas marginales. Hoy a todos nos esquilman las empresas monopólicas de los agronegocios y los frigoríficos que gozan de una posición dominante, amparadas por la política neoliberal del kirchnerismo en materia agropecuaria, que siempre termina laudando y subsidiando a los grandes grupos intermediarios concentrados e integrados verticalmente en contra de los productores.
La FAA no es una ONG, ni un partido político, ni un grupo de reflexión rural, ni un centro de estudios: es una organización gremial agraria creada hace 96 años para discutir el acceso a la tierra y la renta agraria en favor de los pequeños y medianos productores. Eso representamos, ese es nuestro mandato histórico y estatutario, para eso nos eligen los compañeros, y ese es y será nuestro compromiso, el que ejerceremos en el marco de la democracia y el respeto a los derechos humanos, con los que tenemos un vinculo indisoluble.
Fuimos, somos y seremos firmes partidarios de las regulaciones estatales (a favor de democratizar la renta, no en concentrarla en amigos y monopolios), para que el que más tiene, más pague. Por eso nuestra defensa, difusión y lucha por políticas públicas que segmenten en materia agropecuaria.
Nuestra presencia en la Rural no debe ser tomada más que como una anécdota, producto de nuestro compromiso con la Comisión de Enlace. Esto merece una breve reflexión. Esta es una construcción absolutamente táctica para conducir el conflicto (que aún no terminó) fruto de un pedido casi unánime de la mayoría de nuestros productores, y no es parte de nuestra estrategia gremial a mediano y largo plazo. La mayoría de los socios de FAA no ve hoy a la Rural como una amenaza, sí a los pooles de siembra o a los megaproductores (muchos con residencia en el interior de nuestros pueblos y casi desconocidos para la mayoría de los investigadores) que les sacan los campos en arriendo. Miguens no es ni representa lo mismo que Grobocopatel. Por eso es importante descubrir la nueva realidad del “interior profundo” del “campo argentino”. Hay que estar muy atentos y tener en cuenta: cuando cambia la realidad también deben cambiar quienes intentan transformarla y sus instrumentos gremiales. Si no, nos transformamos en “un coro de nostálgicos” que recitamos un discurso a un público que ya no existe, y el instrumento gremial deja de tener razón de ser ni tiene mandato histórico que cumplir.
Varios movimientos campesinos integrados fundamentalmente por intelectuales urbanos con residencia en las grandes ciudades, dicen que los pequeños productores no siembran soja o no existen en la pampa húmeda. O si algún socio de la FAA siembra en alguna provincia extrapampeana, acusan a la FAA de ser responsable de los desmontes o la sojización u otra calamidad aledaña. Sembrar soja no es un delito, son más de 60 mil los pequeños productores que lo hacen y está muy bien que lo hagan. Y luchamos para que les vaya mejor. Lo que está mal y es responsabilidad exclusiva y excluyente del Estado nacional, no de la FAA, es evitar controlar y condenar los desmontes, el monocultivo, los desalojos, los latifundios, las migraciones rurales, la rotación de cultivos.
Nuestro deber y nuestro destino como FAA está indisolublemente ligado a los pequeños y medianos chacareros y a la “agricultura con agricultores”. Mientras ésta exista, nuestro rol será luchar por que sobreviva. Jamás vamos a permitir que nuestra institución se convierta en un museo de lo que fue la agricultura con rostro humano en la Argentina. Esa es la discusión de fondo en todo este conflicto agrario y es en lo que la FAA no va a transigir nunca: la agricultura, o se hace con chacareros, o se hace con empresas agroindustriales. Es una decisión que el conjunto de la sociedad argentina deberá resolver, determinando hacia dónde vamos. La FAA sabe muy bien hacia dónde va y lo que tiene resolver. Hoy al igual que 96 años atrás nuestra lucha es porque el campo argentino lo siembren los chacareros y no los pooles de siembra.

Pedro Peretti,
Secretario de Relaciones
Internacionales de la FAA

El gobierno sigue favoreciendo a los grandes y a los pools de siembra…

Los chacareros exigen soluciones

Volvieron las acciones de los pequeños y medianos productores. Las más importantes fueron el tractorazo encabezado por Buzzi en Villa Constitución, el acto con De Angeli en Gualeguaychú y la asamblea realizada el último sábado en Olavarría. Nada de esto es casual. Los problemas estructurales siguen, y se inicia una nueva etapa en la lucha.

La 125 fue la gota que rebalsó el vaso, pero los problemas siguen sin solución. Los pequeños productores están cada vez peor, se continúa favoreciendo a los exportadores y a los pooles de siembra, que siguen arrendando sin fertilizar la tierra, cosechan la soja indiscriminadamente y no les interesa el futuro de esas tierras que dejarán exhaustas. En las zonas de cría de vacunos, los productores se quejan por la falta de una política agrícola ganadera a largo plazo, en lugar de la actual, que obliga a sacrificar, vendiendo vacas aún con posibilidad de parición por no ser rentables. Lo mismo les sucede a los productores lecheros, que están liquidando sus vientres.
La sequía está afectando a miles de productores en varias provincias. Los animales se mueren, los pastos dejan de crecer, los rollos no se consiguen y cuestan casi $200, y se van terminando las reservas de alimentos, con el marco de cinco meses sin lluvias. Como decía un pequeño productor: “Me da impotencia ver que las vacas se me mueren de hambre, pero no tengo para comprarle alimento balanceado y los rollos no se consiguen». Las pérdidas son millonarias y el gobierno demora la ayuda para un drama de semejante magnitud.

Nuevas mentiras

El gobierno promete mil millones para los problemas del campo. Como es costumbre, miente y ratifica un modelo en función de los que más tienen. De los mil millones, 740 van, a través de la ONCCA, a compensaciones a las grandes industrias alimen-tarias. Completando así, un total de 3.600 millones en el 2008. Creó una nueva Subsecretaría de Desarrollo Rural, que espera míseros 40 millones para pequeños productores y 30 para la sequía. La política de los Kirchner es beneficiar a los grandes y castigar a los pequeños. Lo mismo sucede con el sector ganadero. Los frigoríficos son los grandes ganadores: le compran barato al productor, reciben subsidios del gobierno y luego venden caro a los supermercados, que a su vez trasladan y aumentan ese costo al precio final, para que todos paguemos la carne más cara del mundo.
También se anuncia un plan de aumento de producción a 150 millones de toneladas de granos. El problema es que su modelo hace que el centro sean los pooles de siembra y los que tienen miles de hectáreas. En el proyecto se consolida la libertad de los pools para concentrar la tierra: planifican que el 80% de la producción sea garantizada por los pooles y grandes productores. Van a acordar con los grandes, los que concentran ganancias y alta tecnología, y dejan en el camino a los pequeños productores. La solución no es la cantidad de toneladas, sino definir con qué actores sociales se trabaja. Y no hay lugar para dudas: se debe apoyar y desarrollar a los pequeños, y atacar la concentración de la tierra y la ganancia de los grandes.

Retenciones segmentadas y otro modelo para el campo


Viene creciendo el reclamo de una política diferenciada para los pequeños productores. No se aguanta un modelo que castiga a los que menos tienen. Desde el MST insistimos en las propuestas que levantamos durante el conflicto agrario: retenciones diferenciadas o segmentadas, para que paguen más los que más tienen. Atacar la concentración de la tierra, en manos de pools y empresas extranjeras como Benetton o Soros, elaborando un plan de reforma agraria integral que garantice el desarrollo de los chacareros y la entrega de tierras a campesinos. Avanzar en los derechos de los trabajadores rurales, tanto salariales como para terminar con el trabajo en negro. Subsidios y créditos baratos para el acceso a tecnología, semillas y fertilizantes a gran escala para la producción pequeña y familiar. Y terminar el negocio de las exportadoras, privilegiando el acceso de la población a los alimentos con la nacionalización del comercio exterior. Estas propuestas, vamos a llevarlas a la movilización y asamblea en Paraná del sábado 30 de agosto, al acto del día del Agricultor el 8 de septiembre y a todas las acciones que definan los chacareros. A ellos hay que darles todo el apoyo, para que puedan ganarle al modelo kirchnerista que liquida el campo en beneficio de unos pocos y en perjuicio de la mayoría.

Sergio García

Aerolíneas Argentinas: "La gran sospecha"

Así se titula un breve recuadro publicado en Clarín el domingo 24. Allí, acertadamente, el periodista Fernando González alerta: “El Gobierno y Marsans ya discuten a cuánto asciende la deuda de Aerolíneas. Y podrán ponerse de acuerdo en algunos millones de dólares más o algunos millones de dólares menos. Lo que buena parte de la sociedad sospecha es que, como sucedió en la privatización a Iberia impulsada por el menemismo en los ’90, y la reprivatización llevada a cabo una década después, las deudas acumuladas van a terminar siendo pagadas por el Estado argentino. Es decir, por cada uno de nosotros.”
Como ya lo reconocen los principales medios de difusión, el gobierno nacional está negociando con Marsans el valor de la deuda y el precio de las acciones. En 2001, Marsans compró AA -ya fundida por Iberia- por el valor simbólico de un dólar. El Estado español, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), aportó 758 millones de dólares, de los cuales 300 se debían aplicar a cancelar pasivos pues la empresa estaba en convocatoria de acreedores. Marsans desvió buena parte de esos fondos, violando el contrato de compra-venta, defraudando al fisco español y vaciando abiertamente Aerolíneas.
El Estado ya está haciendo aportes a Aerolíneas y Austral, antes de que el Tribunal de Tasaciones determine el precio de ambas compañías. Entre el 8 de julio y el 20 de agosto aportó $ 257 millones para pagar sueldos, alquiler de aviones, repuestos, catering y renegociar algunas deudas vencidas. Hasta el 30 de setiembre se prevé aportar otros $ 565 millones. Además de que el gobierno nacional le autorizó un aumento de tarifas y le subsidia el combustible; esta inyección de fondos públicos hará disminuir el pasivo.
A 18 años de ser privatizada, 7 de ellos bajo Marsans, AA se quedó casi sin aviones propios ni simuladores de vuelo, suprimió rutas y escalas, cerró y vendió sedes en el país y en el exterior, bajó su participación en el mercado internacional, sobrevendió pasajes y está endeudada en más de 890 millones de dólares, de los cuales 138 son con la AFIP, el Banco Nación, la Fuerza Aérea, la Aduana y otros entes estatales. ¿Y encima el gobierno de Cristina y Kirchner negocia con el mismo delincuente que la hundió? ¡No hay que negociar nada con Marsans ni pagarle un solo peso!

Pablo Vasco

Aerolíneas Argentinas: La única solución es expropiar

El 21 de agosto, por 167 votos contra 79, el kirchnerismo finalmente pudo aprobar en la Cámara de Diputados de la Nación su ley para “rescatar” Aerolíneas y Austral. Se prevé que el Senado lo debatirá dentro de una semana. Si bien el Poder Ejecutivo tuvo que retroceder y cambiar su proyecto original, la ley votada esconde una trampa. Al no rechazar el acta- acuerdo de Jaime y De Vido con Marsans, permite negociar con el grupo español la deuda y el precio de la empresa.

Además de embargar y meter presos a Marsans y a todos los funcionarios cómplices del vaciamiento, la única solución para recuperar Aerolíneas es expropiarla sin pagar un peso y reestatizarla bajo control de sus trabajadores y usuarios.
La profunda derrota política que sufrió el gobierno de Cristina Fernández y Néstor Kirchner en su conflicto con el campo ha traído consecuencias evidentes. Esto se expresó en la votación de la ley para “rescatar” AA, donde el Frente para la Victoria se vio obligado a introducir varios cambios significativos a su proyecto original: caso contrario, no pasaba.
Por ejemplo, tuvieron que sacar nada menos que el artículo 1º, que ratificaba la nefasta acta-acuerdo firmada el 17 de julio por el secretario de Transporte Ricardo Jaime y el ministro de Planificación Federal Julio de Vido con el grupo empresario español Marsans, actual dueño de Aerolíneas, Austral y las empresas controladas1?. Ese acta, que ambos funcionarios suscribieron “en nombre y representación del Gobierno de la Nación”, o sea de Cristina, definía tres tasaciones: una del Estado, otra de Marsans y una tercera, definitiva, de una “entidad imparcial especializada”… Ahora sólo tasará el Tribunal de Tasaciones y además lo hará al 1º de julio, supuestamente para evitar que los aportes que luego hizo y seguirá haciendo el Estado suban el valor de las acciones a comprar. El precio final se debe someter a la aprobación del Congreso.
Estas modificaciones, aunque pulieron los aspectos más groseros, no alteran el carácter esencialmente engañoso de la ley sancionada. Por más que disimulen, la trampa sigue siendo trampa. Aunque no ratificaron el acta-acuerdo, tampoco la rechazaron. Entonces, de hecho, la convalidan. ¿Por qué no la rechazaron explícitamente? Para encubrir la negociación que el gobierno, bajo cuerda, ya está haciendo con Marsans por la deuda y el precio de Aerolíneas.
A su vez, aunque el oficialismo sacó el artículo original que permitía reprivatizar, lo reemplazó por otro que dice: “En ningún caso el Estado nacional cederá la mayoría accionaria, la capacidad de decisión estratégica y el derecho de veto”. O sea: Aerolíneas será estatal… pero parcialmente. Más adelante podrán privatizar hasta un 49%, pensando quizás en meter como “socio” a algún empresario amigo.

Las posturas en debate


En la sesión del jueves 21 en Diputados, frente al dictamen del oficialismo se presentaron otros dos de los bloques opositores (ver cuadro comparativo).
La propuesta unificada de la Coalición Cívica, el PRO, la UCR y el PJ disidente partía de rechazar el acta-acuerdo con Marsans. A la vez, incluía tres peligros. Uno, dejar a Aerolíneas en riesgo de terminar yendo a la quiebra. Creemos que esto es equivocado, porque ningún pasajero confía ni le compra pasajes a una compañía quebrada, los proveedores encarecerían sus precios y los bancos sus créditos. Dos, proponían crear una nueva empresa sin especificar si sería estatal o privada. Y tres, al igual que los K, le daban el “control” a la Comisión Bicameral de Reforma del Estado y Seguimiento de las Privatizaciones, que desde su creación en 1989 no hizo más que avalar el saqueo de nuestras empresas públicas por parte de las multinacionales.
Muy distinto era el dictamen que presentaron los socialistas, con puntos fundamentales correctos y que compartimos. Planteaba rechazar el acta-acuerdo, expropiar Aerolíneas mediante la Ley Nº 21.499 y constituir una Sociedad del Estado, con un directorio donde participaran los trabajadores, los usuarios y las provincias, así como formar una comisión investigadora bicameral especial para investigar todas las responsabilidades.
Lamentablemente, los bloques políticos de Eduardo Macaluse (Solidaridad e Igualdad) y Claudio Lozano (Proyecto Sur) a-probaron la ley K. Macaluse, por ejemplo, denunció “el papel del Estado español en la depredación del patrimonio de Aerolíneas” y reclamó que Argentina salga del CIADI2?. Lozano señaló que el tema Aerolíneas “se debería inscribir en una estrategia mayor, que es la recuperación del monopolio regulado del cabotaje” e hizo otras denuncias. Como toda la oposición, reclamaron la renuncia de Jaime. Pero ambos exageraron los cambios que tuvo la ley oficial. “Recibimos un mamarracho y devolvemos una herramienta”, dijo Lozano. En realidad la herramienta no sólo es mala, sino que el gobierno la usará peor. Por eso creemos que es un error haber votado a favor.

Expropiar e ir por los vaciadores

Apostamos a que con el correr de los días se vaya aclarando el engaño que significa la ley votada. Desde ya, habrá una dura puja con el saqueador Marsans. Es posible que haya conflicto judicial y diplomático. Hasta Jaime dijo que “la expropiación es una posibilidad”, una especie de “Plan B” en caso de que el grupo español no acepte los términos que ofrezca el Estado. Pero incluso si los K llegan a expropiar no será por decisión política propia, sino empujados por el delincuente de Marsans.
Desde el MST reiteramos que la única solución de verdad para Aerolíneas es expropiarla sin pagar indemnización y reestatizarla bajo el control democrático de sus trabajadores y usuarios. Esto aseguraría los 9.279 puestos de trabajo, más los otros 10.000 indirectos. Es un servicio público, estratégico y decisivo para la integración de nuestro extenso país. Junto con eso, el Estado nacional debería reequipar a LAFSA y a LADE y recuperar la Fábrica Militar de Aviones3 como parte de un plan integral para reconstruir un sistema público de aerotransporte.
A Marsans y Air Comet hay que embargarle sus bienes, para que devuelvan todo lo que nos robaron. Lo mismo con los funcionarios políticos que fueron cómplices del saqueo de nuestra línea de bandera. Jaime fue director de AA entre 2003 y 2004, cuando ocurrieron los peores incumplimientos, todo con el visto bueno de De Vido. Ambos deberían ir presos junto con Marsans. Inclusive el Estado español, que actuó como socio de Marsans, debería hacerse cargo de los pagos que comprometió y que fueron desviados. La pelea por recuperar definitivamente Aerolíneas Argentinas para el patrimonio nacional sigue en pie.

Pablo Vasco

Cromañón tiene responsables:

Ibarra y la corrupción

El 30 de diciembre de 2004 el grupo Callejeros realizó un recital en el boliche República Cromañón, ubicado en el barrio de Once. Acordaron la organización del mismo con el encargado del local, Omar Emir Chabán. Allí murieron 194 pibes. Los mató la corrupción y la política corrupta de Ibarra.


Escribe Marcelo Parrilli

El lugar estaba repleto, mucho más de 3.000 personas –cuando oficialmente solamente podían ingresar 1.038- y ese día el calor era insoportable. Adentro de Cromañón la temperatura era todavía más elevada por la falta de ventilación natural o mecánica. El recital comenzó pasadas las 22 horas y a las 22,50 una candela lanzada contra el techo inició la tragedia.
La media sombra que recubría parte del techo, de material combustible y tóxico, se incendió y comenzó a despedir un intenso humo negro que invadió la atmósfera. El gas que se formó fue Zyklon b (un gas tóxico con base de cianuro que los nazis utilizaron en los campos de exterminio).
Con el incendio se cortó la iluminación. No existían luces de emergencia ni señalización de salidas y la única puerta que podía considerarse como de emergencia, un enorme portón de hierro ubicado con salida a la calle Bartolomé Mitre, estaba cerrada con candado y alambre. Todo esto potenció el resultado que ya conocemos: 194 muertos y centenares de lesionados.

La responsabilidad legal por los hechos

Desde el punto de vista legal las muertes fueron el resultado de una combinación de graves omisiones y actos de corrupción que arrancan en el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en ese entonces, Aníbal Ibarra y pasan por los funcionarios inferiores encargados de la fiscalización y control de locales; por el cuerpo de bomberos de la Policía Federal; por las autoridades policiales de la Comisaría 7º y termina en los dueños, encargados y explotadores del local.
Ibarra, que fue destituido de su cargo por la movilización de familiares y víctimas de Cromañón junto a organizaciones políticas democráticas, centros de estudiantes y organizaciones sociales –entre ellas algunas de derechos humanos– luego fue sobreseído en la causa penal sin siquiera ser llamado a declarar en una sola oportunidad por la Jueza Crotto que tuvo a su cargo gran parte de la investigación inicial del proceso.
También fue sobreseído el Ministro de Seguridad López y otros funcionarios del gobierno de la Ciudad. Hace pocos días, la Cámara Penal de la Capital también sobreseyó a los hermanos Levy, dueños del local en donde funcionara República Cromañón.
Así las cosas, los que llegan a juicio –ver recuadro a parte– son en realidad, una parte pequeña de los responsables.
Entre esos responsables además de Chabán cabe destacar a tres funcionarios: Fabiana Fizsbin, Gustavo Torres y Ana María Fernán-dez. Ellos tenían directa incidencia en el control del estado de Cromañon y no hicieron nada. Y no hicieron nada porque respondieron a una política de control montada directamente por Ibarra que establecía un sistema basado en que si no existía denuncia de irregularidad, no había inspecciones.
Eso significó en la práctica que la Ciudad dejó de ejercer lo que se llama el poder de policía, es decir, el poder indelegable que tiene para controlar que las actividades se desempeñaran dentro de los marcos legales y reglamentarios, es decir, que Cromañón tuviera en perfectas condiciones su sistema contra incendios; su certificado de bomberos; sus sistemas de ventilación electromecánicos; sus matafuegos y sus salidas de emergencia, entre otros requisitos. Como no hubo denuncia, no hubo control.

La responsabilidad política por las muertes

Además de su responsabilidad penal a Ibarra y el gobierno del FREPASO les corresponde una responsabilidad política.
Es que los 194 muertos fueron el resultado directo de una política de seguridad diseñada por el gobierno de Ibarra que, contrariamente a lo que éste siempre sostuvo (Ibarra dice que él intentó combatir la corrupción de los viejos cuerpos de inspectores), lo que hizo fue cambiar el sistema de corrupción pasando de uno, por decirlo de alguna manera, personal y feudalizado, a otro orgánico y centralizado.
Antes de Ibarra el sistema funcionaba así: los inspectores del gobierno de la ciudad tenían facultades para inspeccionar “de oficio”, es decir sin necesidad de denuncia alguna, comercios, locales, estaciones de servicio, etc. Esto llevaba a que existiera pedido de coimas a comerciantes y trabajadores que iban a parar a los bolsillos de esos inspectores o de sus jefes inmediatos sin gran control desde la cúpula del aparato político.
Ibarra desarmó esto pero no para mejorar el sistema sino para centralizar la recaudación de las coimas, creando así una caja política para su gobierno y el Frepaso. Con ese objetivo los inspectores dejaron de tener facultades de inspección “de oficio” y todo se centralizó en organismos que por distintas épocas tuvieron distintas denominaciones, pero que tuvieron un denominador común: centralizaron todo el sistema de verificaciones, habilitaciones y controles en manos de un funcionario político nombrado por Ibarra.
Este organismo era el que determinaba, sobre la base de la existencia de denuncias a las que se les daba curso o no según su propia decisión, qué lugares eran inspeccionados y qué lugares no, qué lugares eran clausurados y cuáles no. Los inspectores quedaron así reducidos a simples encargados de comprobar, en un lugar al que eran enviados por la superioridad y que no conocían hasta el mismo día en que se les informaba que tenían que ir, si allí había o no infracciones, decidiendo la superioridad siempre si se tenía o no que clausurar.
Así, se centralizó el sistema de coimas, pasaron a recaudar los funcionarios políticos y no los inspectores. Pero esa política establecida en materia de controles no solamente se inspiró en la necesidad de concentrar la recaudación de las coimas en un solo organismo. La política de abandonar los controles y proceder solamente en base a denuncias también se inspiró en la concepción neoliberal de que el Estado no tiene que intervenir en la actividad privada.
La Ciudad de Buenos Aires renunció al ejercicio de su poder de policía, facultad que le está conferida constitucionalmente y dejó hacer y pasar... Lo más grave de esto es que esta política de corrupción y de profundos rasgos de derecha fue implementada por un gobierno que se decía progresista y de centro izquierda.
Por eso decimos que los muertos de Cromañón son el resultado directo de esta política; son los muertos de la centroizquierda y el progresismo, que eran el gobierno de Ibarra y el Frepaso.

Manos sucias

El Fiscal en el juicio es Jorge G. López Lecube. Para los viejos militantes de derechos humanos no es un nombre cualquiera: Estuvo a cargo de la Secretaría Nº 4 del Juzgado Federal Nº 2 de Martín Anzoátegui, uno de los peores jueces de la dictadura genocida. López Lecube, como Romero Victorica y Narvaiz – fiscales ante la Cámara Nacional de Casación Penal– formaron parte del aparato judicial del sistema de terrorismo de Estado habiendo sido mantenidos en sus cargos y ascendidos durante todos estos años. Hoy, en un sentido, las víctimas de Cromañón están en sus manos.

Ver nota

Cromañón: El juicio