sábado, 30 de agosto de 2008

Aerolíneas Argentinas: La única solución es expropiar

El 21 de agosto, por 167 votos contra 79, el kirchnerismo finalmente pudo aprobar en la Cámara de Diputados de la Nación su ley para “rescatar” Aerolíneas y Austral. Se prevé que el Senado lo debatirá dentro de una semana. Si bien el Poder Ejecutivo tuvo que retroceder y cambiar su proyecto original, la ley votada esconde una trampa. Al no rechazar el acta- acuerdo de Jaime y De Vido con Marsans, permite negociar con el grupo español la deuda y el precio de la empresa.

Además de embargar y meter presos a Marsans y a todos los funcionarios cómplices del vaciamiento, la única solución para recuperar Aerolíneas es expropiarla sin pagar un peso y reestatizarla bajo control de sus trabajadores y usuarios.
La profunda derrota política que sufrió el gobierno de Cristina Fernández y Néstor Kirchner en su conflicto con el campo ha traído consecuencias evidentes. Esto se expresó en la votación de la ley para “rescatar” AA, donde el Frente para la Victoria se vio obligado a introducir varios cambios significativos a su proyecto original: caso contrario, no pasaba.
Por ejemplo, tuvieron que sacar nada menos que el artículo 1º, que ratificaba la nefasta acta-acuerdo firmada el 17 de julio por el secretario de Transporte Ricardo Jaime y el ministro de Planificación Federal Julio de Vido con el grupo empresario español Marsans, actual dueño de Aerolíneas, Austral y las empresas controladas1?. Ese acta, que ambos funcionarios suscribieron “en nombre y representación del Gobierno de la Nación”, o sea de Cristina, definía tres tasaciones: una del Estado, otra de Marsans y una tercera, definitiva, de una “entidad imparcial especializada”… Ahora sólo tasará el Tribunal de Tasaciones y además lo hará al 1º de julio, supuestamente para evitar que los aportes que luego hizo y seguirá haciendo el Estado suban el valor de las acciones a comprar. El precio final se debe someter a la aprobación del Congreso.
Estas modificaciones, aunque pulieron los aspectos más groseros, no alteran el carácter esencialmente engañoso de la ley sancionada. Por más que disimulen, la trampa sigue siendo trampa. Aunque no ratificaron el acta-acuerdo, tampoco la rechazaron. Entonces, de hecho, la convalidan. ¿Por qué no la rechazaron explícitamente? Para encubrir la negociación que el gobierno, bajo cuerda, ya está haciendo con Marsans por la deuda y el precio de Aerolíneas.
A su vez, aunque el oficialismo sacó el artículo original que permitía reprivatizar, lo reemplazó por otro que dice: “En ningún caso el Estado nacional cederá la mayoría accionaria, la capacidad de decisión estratégica y el derecho de veto”. O sea: Aerolíneas será estatal… pero parcialmente. Más adelante podrán privatizar hasta un 49%, pensando quizás en meter como “socio” a algún empresario amigo.

Las posturas en debate


En la sesión del jueves 21 en Diputados, frente al dictamen del oficialismo se presentaron otros dos de los bloques opositores (ver cuadro comparativo).
La propuesta unificada de la Coalición Cívica, el PRO, la UCR y el PJ disidente partía de rechazar el acta-acuerdo con Marsans. A la vez, incluía tres peligros. Uno, dejar a Aerolíneas en riesgo de terminar yendo a la quiebra. Creemos que esto es equivocado, porque ningún pasajero confía ni le compra pasajes a una compañía quebrada, los proveedores encarecerían sus precios y los bancos sus créditos. Dos, proponían crear una nueva empresa sin especificar si sería estatal o privada. Y tres, al igual que los K, le daban el “control” a la Comisión Bicameral de Reforma del Estado y Seguimiento de las Privatizaciones, que desde su creación en 1989 no hizo más que avalar el saqueo de nuestras empresas públicas por parte de las multinacionales.
Muy distinto era el dictamen que presentaron los socialistas, con puntos fundamentales correctos y que compartimos. Planteaba rechazar el acta-acuerdo, expropiar Aerolíneas mediante la Ley Nº 21.499 y constituir una Sociedad del Estado, con un directorio donde participaran los trabajadores, los usuarios y las provincias, así como formar una comisión investigadora bicameral especial para investigar todas las responsabilidades.
Lamentablemente, los bloques políticos de Eduardo Macaluse (Solidaridad e Igualdad) y Claudio Lozano (Proyecto Sur) a-probaron la ley K. Macaluse, por ejemplo, denunció “el papel del Estado español en la depredación del patrimonio de Aerolíneas” y reclamó que Argentina salga del CIADI2?. Lozano señaló que el tema Aerolíneas “se debería inscribir en una estrategia mayor, que es la recuperación del monopolio regulado del cabotaje” e hizo otras denuncias. Como toda la oposición, reclamaron la renuncia de Jaime. Pero ambos exageraron los cambios que tuvo la ley oficial. “Recibimos un mamarracho y devolvemos una herramienta”, dijo Lozano. En realidad la herramienta no sólo es mala, sino que el gobierno la usará peor. Por eso creemos que es un error haber votado a favor.

Expropiar e ir por los vaciadores

Apostamos a que con el correr de los días se vaya aclarando el engaño que significa la ley votada. Desde ya, habrá una dura puja con el saqueador Marsans. Es posible que haya conflicto judicial y diplomático. Hasta Jaime dijo que “la expropiación es una posibilidad”, una especie de “Plan B” en caso de que el grupo español no acepte los términos que ofrezca el Estado. Pero incluso si los K llegan a expropiar no será por decisión política propia, sino empujados por el delincuente de Marsans.
Desde el MST reiteramos que la única solución de verdad para Aerolíneas es expropiarla sin pagar indemnización y reestatizarla bajo el control democrático de sus trabajadores y usuarios. Esto aseguraría los 9.279 puestos de trabajo, más los otros 10.000 indirectos. Es un servicio público, estratégico y decisivo para la integración de nuestro extenso país. Junto con eso, el Estado nacional debería reequipar a LAFSA y a LADE y recuperar la Fábrica Militar de Aviones3 como parte de un plan integral para reconstruir un sistema público de aerotransporte.
A Marsans y Air Comet hay que embargarle sus bienes, para que devuelvan todo lo que nos robaron. Lo mismo con los funcionarios políticos que fueron cómplices del saqueo de nuestra línea de bandera. Jaime fue director de AA entre 2003 y 2004, cuando ocurrieron los peores incumplimientos, todo con el visto bueno de De Vido. Ambos deberían ir presos junto con Marsans. Inclusive el Estado español, que actuó como socio de Marsans, debería hacerse cargo de los pagos que comprometió y que fueron desviados. La pelea por recuperar definitivamente Aerolíneas Argentinas para el patrimonio nacional sigue en pie.

Pablo Vasco

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