martes, 18 de diciembre de 2007

Lo que trae el 2008

El último año de gobiero de Néstor Kirchner fue muy agitado. En realidad empezó hacia septiembre del 2006 cuando le fracasó la apuesta a una nueva reelección de su aliado el misionero Rovira. Pero entre marzo y agosto de 2007 la heroica lucha de los maestros y del pueblo de Santa Cruz, su provincia, puso completamente al desnudo su doble discurso en todo el país. Y la manera de hacer política como un patrón de estancia. En el medio estallaron los casos de corrupción, Skanska, la bolsa de la ministra Micelli, el escándalo del INDEC nunca visto. Y, frente a importantes derrotas electorales en grandes distritos urbanos como la Ciudad de Buenos Aires, para asegurarse la continuidad familiar, pactó con el viejo aparato del PJ bonaerense, después de haberlo criticado duramente. Ya en retirada mostró un ejemplo de lo que traerá el 2008 con Cristina: anunció un tarifazo en el transporte y otros servicios públicos.

La transferencia del bastón y la banda presidencial a su esposa pueden hacer creer una imagen de enorme fortaleza para Néstor Kirchner que, al menos, es exagerada. Logró la continuidad, pero el nivel de desgaste con el que llega al final de su mandato hace que el gobierno de Cristina arranque sin la luna de miel con la que empiezan los nuevos gobiernos, sin los “cien días de gracia”. Los costos negativos del balance del último año de Néstor los recibe Cristina sin beneficio de inventario.
En todo caso contó con una ventaja que viene de arrastre: la crisis y dispersión de una oposición tradicional que no logró afirmarse nacionalmente. Pero el año próximo no habrá elecciones y los grandes problemas del pueblo trabajador siguen planteados y se presentaran seguramente con más fuerza.

El final del doble discurso

El fracaso rotundo de la reforma en Misiones para la reelección de Rovira en septiembre de 2006, provocó la caída de la esperanza reeleccionista de dos de los socios principales de Kirchner, el ex gobernador bonaerense Solá y el también ex gobernador jujeño Fellner. Igualmente tuvo que apostar a la carta fuerte que tenía para la Ciudad de Buenos Aires, el ex vice Scioli a la Provincia de Buenos Aires, ya que corría el riesgo de no encontrar un candidato mejor. Estas maniobras electorales iniciaron un efecto de desgaste que pegó un salto con la desaparición de Jorge Julio López, desaparecido hasta la actualidad. Y otro mayor con la lucha docente que inició en febrero-marzo de 2007. De las 17 provincias que lucharon durante gran parte del año hubo dos peleas que fueron cruciales: las de Neuquén y Santa Cruz. Pero esta última fue emblemática y destapó una rebelión que todavía sigue, mostrando a los ojos de todo el país al verdadero Kirchner, un señor feudal que recurre a la represión, a la apretada y al desconocimiento de las necesidades de sus “queridos santacruceños”.
El asesinato del maestro Fuentealba en Neuquén del que todavía sigue impune el ex gobernador Sobisch, fue también un hecho de magnitud que impactó en su ministro de Educación y en el gobierno.
Simultáneamente se destaparon los mecanismos de corrupción que, siendo conocidos en su provincia y que están detallados en El Amo del Feudo, un libro del periodista Daniel Gatti, se instalaron a nivel nacional. El caso Skanska pero sobre todo la bolsa de la ministra mostraron un nivel de accionar mafioso para realizar negocios, comparables sólo al descaro del menemismo. Pero hubo otra revelación del nivel de desprecio por las necesidades y la opinión de la población, la intervención del INDEC, para Kirchner todo vale para que los diarios traigan buenas noticias.

El mal humor social y Cristina candidata

Midiendo el mal humor social, la precariedad de sus acuerdos políticos con los viejos caciques del PJ, y siendo conciente de que no había logrado estructurar una fuerza política que le responda y le garantice una base social leal, jugó a las escondidas con su reelección o la candidatura de su esposa. La derrota en la Ciudad de Buenos Aires y en Tierra del Fuego, el escrache a Alicia Kirchner y a su casa en Río Gallegos, todos hechos casi simultáneos, hablando en tiempos políticos, lo convencieron de la precariedad de un segundo mandato propio, ya sin la posibilidad de una nueva reelección. Eso y la debilidad nacional de una oposición, y un toma y daca de privilegios para armar una estructura electoral lo llevaron a apostar por la candidatura de su Cristina. El triunfo de ésta es más que eso, la incapacidad de la Coalición Cívica, Reacrear, el mismo PRO y hasta los restos del viejo PJ y radicalismo que acompañaron a Lavagna de poner en pie una alternativa atractiva y confiable para el movimiento de masas. La crisis del régimen abierta con el Argentinazo se cobraba una nueva cuenta.

El 2008 traerá enfrentamientos cada vez más duros


El chiste del “Café Literario” o de que se iba a convertir en “primer caballero”, es apenas la manifestación cínica de la necesidad de Kirchner de construir una fuerza política real, con inserción territorial, con control de los sindicatos y de otras organizaciones sociales, frente a caciques locales que hoy juran y mañana lo traicionan sin siquiera ponerse colorados. La necesidad de buscar una normalidad burguesa en el país. Convierte esa tarea en urgente para el gobierno compartido entre Néstor y Cristina, pero no le será fácil. La necesidad de aumentar tarifas, de mantener como sea las grandes ganancias de las multinacionales y los grandes grupos económicos; de lograr que los salarios no crezcan al nivel de la inflación y bajarlos por esa vía, hace que el matrimonio ya esté mostrando la pata de la sota. Intentarán responder como lo hicieron al principio frente a la heroica huelga docente de ADOSAC, o como lo hizo el propio Varizat, atropellando a los que luchan. Una prueba de esto es la pelea que están llevando adelante los trabajadores del Casino de Buenos Aires. Un mes sin que el ministro de Trabajo los atienda, los reprimen brutalmente primero una patota sindical y después la propia prefectura. Y cuando por fin dictan una conciliación obligatoria no hacen que la empresa la cumpla. Por eso todos los enfrentamientos que se vienen en el 2008 serán cada vez más duros.

Apoyar las luchas, a los nuevos dirigentes y
construir una nueva izquierda

Si las tareas de apoyar las luchas y el desarrollo de una nueva dirección obrera son prioritarias siempre, en el año próximo, y empezando por lo que queda de este, son fundamentales. Hoy son los compañeros del Subte, del Casino, y los vecinos de Gualeguaychú, entre muchos otros. Es prepararse para apoyar en el terreno de las luchas y de las elecciones de delegados o de los sindicatos a los luchadores antiburocráticos que están surgiendo.
Pero hay simultáneamente una tarea que es imprescindible, para responderle a la política central de Kirchner y Cristina. Y es la de la lucha cotidiana por la construcción de una herramienta política de los luchadores. Desde el MST estamos planteando la construcción de una Nueva Izquierda y hemos dado pasos en ese camino, aunque todavía modestos, pero importantes. Lo hicimos en las elecciones, en las luchas y en la pelea por la dirección de las organizaciones de masas. Lo hicimos junto a centenares de compañeros, muchos de ellos que hacen sus primeras armas, otros veteranos militantes de izquierda. Con muchos estamos andando el camino de conocernos, un camino paciente donde ganemos confianza, a ellos les decimos que nos comprometemos a seguir juntos el 2008 en las peleas sociales y políticas y debatiendo puntos de vista mientras actuamos unitariamente. Pero también hay centenares de compañeros con los cuales hemos avanzado algunos pasos más, a ellos les planteamos que para hacer más fuerte la pelea por una Nueva Izquierda, ingresen al MST. A todos, nos vemos en las luchas que vienen.

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