lunes, 10 de diciembre de 2007

Se empieza a desarmar la Coalición Cívica

El 19 de noviembre 8 diputados del ARI anunciaron pública-mente, en una conferencia de prensa, que no integrarían el bloque de la Coalición Cívica.
Señalaban para explicar esta ruptura el “giro a la derecha” de la ex candidata presidencial. El sábado siguiente, en un Congreso de ese partido, se ratificó el apoyo irrestricto a Carrió y se les prohibió a los disidentes usar la sigla ARI para su futuro bloque. ¿Los diputados disidentes perfilan el nacimiento de una nueva fuerza progresista? O por el contrario, ¿insistirán en mantenerse como un ala más de centroizquierda repitiendo frustraciones del pasado? ¿Qué alternativa política necesitan los sectores populares?

El 19 de noviembre 8 diputados del ARI, muchos de los cuales asumirán recién el 10 de diciembre, anunciaron que no integrarían el bloque de la Coalición Cívica y que conformarían un nuevo espacio parlamentario al que pretendían denominar ARI autónomo. Ellos son: Eduardo Macaluse, Carlos Raimundi, Delia Bisuti, María América González, Leonardo Gorbacz y Verónica Benas, quienes integrarán desde diciembre el bloque ARI autónomo, junto a Emilio García Méndez y Lidia Naim. También estuvo Martha Maffei, que dejará su banca porque Carrió no le permitió ir por la reelección.
Los argumentos que esgrimieron fueron fundamentalmente dos. El primero, lo que ellos llaman el giro a la derecha de Carrió al incorporar a la Coalición Cívica a sectores como el de Patricia Bullrich, Olivera, y a los coqueteos de la ex candidata presidencial hacia López Murphy. El segundo es el totalitarismo de Carrió. La importancia del hecho es que es el primer desprendimiento de la fuerza electoral que salió segunda en las elecciones presidenciales de octubre pasado y que no había pasado un mes de esas elecciones antes de que estos dirigentes tomaron la decisión, sin siquiera esperar a asumir.

¿Coalición Cívica: una nueva fuerza?


Los diputados disidentes asientan sus críticas a Carrió y la Coalición Cívica, en datos de la realidad.
La construcción de la Coalición por parte de Carrió obedeció a una lógica de tipo electoralista. Eso es lo que explica las marchas y contramarchas de la ex candidata a presidente en las principales decisiones que tomó ese espació en el año electoral que transcurrió.
Vamos a dar algunos ejemplos. Durante la campaña electoral de la Ciudad de Buenos Aires, Carrió arrancó acusando de corrupto al Jefe de Gobierno, Jorge Telerman y prometiendo un candidato sorpresa que nunca llegó. Para después terminar apoyando al mismo Telerman al que había acusado.
Luego intentó convencer a López Murphy, el aliado de Macri, para que abandonara su candidatura presidencial y se uniera a la Coalición como candidato a Senador por la Capital Federal. Finalmente se alió con un sector del socialismo pero las principales figuras de su coalición fueron Patricia Bullrich, a la que hace años había acusado también de corrupta y a María Eugenia Estenssoro, en otros tiempos candidata y legisladora por la lista de Domingo Cavallo, el que fuera enemigo público número uno de Carrió. Ahora mismo Carrió acaba de dar marcha atrás con su declaración de que no volvería a ser candidata a presidente, el martes 27 a su vuelta de descanso desde Punta del Este, confirmó que cambió de opinión y volverá a ser presidenciable.

¿Este grupo de los 8 es una propuesta progresista?

No cuestionamos las intenciones de estos dirigentes. Y compartimos las denuncias que hacen sobre la Coalición Cívica. Pero es evidente que el proceso en que se encuentran es un cruce de caminos. El primer problema que enfrentan es que a pesar de que cuestionaron el armado político de la Coalición, efectivamente corrido hacia la derecha, los diputados que hoy cuestionan y se alejan de Carrió, participaron de las elecciones integrando sus listas y de esa manera obtuvieron esas bancas. Así ocurrió por ejemplo con Delia Bisuti, que integró la lista con Patricia Bullrich en la Ciudad de Buenos Aires y con el resto de los dirigentes que asumen en diciembre. Es al menos discutible que, conociendo como conocían el rumbo de su antigua jefa política, podían haber optado por poner en pie una propuesta distinta que sostuviera sus puntos de vista, aunque eso le redituara en menos cargos parlamentarios. Al no haberlo hecho, avalaron lo que hoy cuestionan, y fortalecieron el proyecto de la Coalición que hoy critican. Hoy mismo se disciplinan al Congreso del ARI, permaneciendo en el partido que no sólo ratifica el rumbo marcado por su jefa histórica, sino que les impide usar el nombre ARI que ellos reivindican. Si no avanzan hacia lo que declararon y son consecuentes con las posturas que los llevaron a hacer un bloque independiente, se entenderá que su único interés fueron los cargos. Si avanzan, y de verdad buscan un rumbo progresista, tendrán que romper definitivamente con la Coalición y el ARI y buscar un camino alternativo. Lamentablemente sus primeros pasos van en el sentido equivocado, contrario al progresismo que declaman.

Cómo construir una verdadera alternativa

El PJ y la UCR los viejos partidos, pilares del bipartidismo del FMI, están en crisis terminal desde la rebelión popular del 2001. El sistema intenta construir nuevas variantes para aplicar una política de dominación lo suficientemente fuerte. Mientras tanto desde el lado de los sectores populares está planteado poner en pie una nueva alternativa.
La historia nos enseña cuáles son los caminos que no conducen a formar una alternativa del pueblo trabajador. En el caso de la centroizquierda y del falso progresismo todos los experimentos hechos hasta el momento terminaron en expresiones políticas de centroderecha. Así ocurrió con el primer grupo de los 8 el que encabezaba Chacho Álvarez y que dio origen al Frepaso. Terminó aliado al sector más recalcitrante del radicalismo y sólo sirvió para llevar al gobierno a De La Rúa y la Alianza que condujeron al país a su crisis más profunda. Por su parte, la experiencia de gobierno de los falsos progresistas en la Ciudad de Buenos Aires, como Ibarra y Telerman, le abrió la puerta del gobierno de la capital a Macri. Mientras que la lucha contra la corrupción que hizo popular a Carrió y a su proyecto el ARI, terminó con esta dirigente aliada a lo más rancio de la vieja política con candidatos y un programa de centroderecha. Para nosotros ese es el futuro de este nuevo grupo de los 8 si no reflexionan y cambian el rumbo que han empezado a tomar. De seguir por el camino que iniciaron terminarán repitiendo las experiencias que mencionamos anteriormente. La centroizquierda ha demostrado, suficientemente, ser un camino de ida a nuevas frustraciones.
Por eso nuestra propuesta es construir en primer lugar una Nueva Izquierda, democrática, amplia y sin sectarismos, como la que estamos impulsando desde el MST. Al tiempo que propusimos y proponemos acuerdos electorales con sectores que verdaderamente intenten una variante progresista con bases programáticas que sirvan para una independencia real del sistema, así podrá crecer una alternativa. En la confluencia entre los sectores que rompen con el falso progresismo y las fracasadas variantes de centroizquierda y los sectores de izquierda dispuestos a buscar una alternativa amplia y unitaria.

Carlos Miranda

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