lunes, 25 de febrero de 2008

No está bueno Buenos Aires

Al nuevo gobierno porteño bien podríamos resumirlo con una fórmula algebraica: mayores negocios para los empresarios y banqueros, más ajuste contra los vecinos y los trabajadores, más represión social. Al revés de lo que prometieron durante su campaña electoral, día a día va quedando más claro que con Mauricio Macri, su vicejefa y su gabinete PRO… no está bueno Buenos Aires.

Negocios privados

Cada semana que pasa, las nuevas medidas del gobierno macrista confirman su concepción de poner al Estado en función de favorecer los negocios del capital privado. No es que los gobiernos anteriores hubieran
hecho algo sustancialmente distinto, sino que Macri actúa con más descaro.

Apenas asumió, desmembró áreas públicas enteras y las transformó en “agencias” o “entes” autárquicos. Así hizo con Rentas, que recauda los impuestos; Control Comunal, responsable de todas las inspecciones; Turismo, un sector en alza, y Medio Ambiente, otra área clave. Ahora son organismos “independientes”, todos con menor control estatal y algunos con ingerencia directa de las empresas privadas.

Por supuesto , desde su banca en la Legislatura, nuestra compañera Patricia Walsh fue una de las principales opositoras a estas leyes privatistas. Otro ejemplo es el tema financiero. Esta semana sale la convocatoria oficial para emitir y colocar el nuevo bono porteño. Es un endeudamiento público por 1.604 millones de pesos, con el argumento de “hacer obras”. Según una nota de La Política Online, “la resolución, a partir de un pliego con un régimen de requerimientos técnicos muy exigentes, permite que sólo califiquen 10 bancos, todos internacionales” (2/2). O sea: además de contraer una deuda innecesaria, que le hará pagar a los vecinos con sus impuestos, Macri dibuja la licitación al servicio de la banca extranjera, que ganará jugosas comisiones. ¡Ni siquiera pone al banco oficial de Buenos Aires, el Ciudad!

Ajuste a vecinos y trabajadores

El otro pilar de la gestión del PRO es el de avanzar en medidas de ajuste, tanto hacia los vecinos como hacia los empleados municipales. Tal como Telerman antes de irse estableció el aumento del ABL pactado con Macri, éste ahora pretendió subir el impuesto a las patentes. El aumento de ABL fue indiscriminado. Y con las patentes, Macri quiso cambiar reglas establecidas de antemano.
Son dos verdaderas estafas económicas y políticas al pueblo de la Ciudad. En cuanto al personal de la Ciudad, Macri debutó con un ataque frontal.

Al mismo tiempo que le otorgaba 25.000 pesos mensuales a cada uno de sus ministros para nombrar asesores políticos, acusó a los trabajadores de “ñoquis” y despidió a 2.300 contratados.


Miente y oculta que sin esos trabajadores precarizados con contratos-basura, muchos de ellos desde hace años, hayservicios y sectores enteros de la administración pública que no funcionarían.
La respuesta fue un fortísimo paro y movilización de los municipales, encabezados por Sutecba y luego en menor medida por ATE, que lo hizo retroceder. Sin embargo, varias reparticiones siguen en conflicto por la no renovación de contratos. Además, el acta que firmó Sutecba acepta un Registro de Agentes en Disponibilidad que abre la puerta a futuras injusticias.
Días atrás, un fallo del juez Andrés Gallardo obligó al gobierno a informar las listas de despedidos, que hasta ahora son un secreto. Otro punto de la
ofensiva de Macri contra los trabajadores fue la intervención a la Obra Social municipal, la ObSBA.
Y antes había repuesto como Director de Reconocimientos Médicos al doctor Daniel Ferranti, a quien en el 2003 habíamos logrado separar de su cargo por sus constantes atropellos a los docentes enfermos.
En la Legislatura, nuestra diputada Patricia Walsh denunció con firmeza los despidos y votó en contra de la intervención macrista a la ObSBA.

Autoritarismo y represión

El tercer ingrediente político del gobierno del PRO es su autoritarismo. Como siempre, gobernar para las ganancias privadas e imponer ajustes antipopulares implica apelar a normas represivas. Eso busca Macri con sus acuerdos con los fiscales contravencionales.
Él, su vicejefa Gabriela Michetti y su jefe de gabinete Horacio Rodríguez Larreta despotrican a diario contra las marchas “sin autorización”, apuntando en especial a los desocupados y los cartoneros. Pero aun según el propio Código Contravencional vigente, ya represivo de por sí, las movilizaciones y protestas sólo requieren un aviso previo. ¡Bueno sería que para ejercer el derecho a reclamar tuviéramos que pedirle permiso al propio gobernante que nos ajusta! Los juicios a la UOCRA por sus piquetes, el asedio a las travestis de Palermo, el flamante veto de Macri a la ley de permiso a los artesanos de Plaza Cortázar y las recientes amenazas de legisladores macristas a los cuidacoches van en el mismo sentido de exclusión y represión social.
Nada de esto que hace Mauricio Macri como jefe de gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires nos sorprende.

Como lo decía Patricia durante su campaña, él es y será de derecha. Si ganó la elección es porque muchos porteños lo vieron como un cambio ante una centroizquierda que gobernó años y no resolvió nada, y también
como un voto castigo a la prepotencia de los Kirchner.


Pero ya se acabó el tiempo electoral en que el macrismo hablaba de “inclusión social”: ahora muestra su verdadera cara. Y la Coalición Cívica de Carrió y el kirchnerismo, en esencia, le son funcionales. La tarea, entonces, es seguir respaldando los reclamos sociales y construyendo una alternativa política de verdadera oposición, de izquierda. Desde el MST-Nueva Izquierda te ofrecemos un espacio abierto para que lo hagamos juntos.

Pablo Vasco

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