domingo, 24 de febrero de 2008

Para el bolsillo del pueblo

Precios y salarios son una pareja que se lleva muy mal por la injusta distribución de la riqueza. Empeoran su relación cuando hay inflación. La disputa tiene en un rincón del ring a los patrones y a los dueños de las cadenas de hipermercados, en el otro a los trabajadores y el pueblo. Con acciones eficaces y con la movilización, se puede ganar la pelea.


Bajar los
precios


Cuando uno va a hacer las compras, lo que más se escucha es: ¡Qué caro! ¡Subió todo! De la carne, ni hablar. Hacer unas milanesas o comer un asado se complica cada vez más. Y en pocos días empiezan las clases. Vamos a tener que hacer malabares para comprar los útiles de los pibes.
El gobierno intervino el INDEC para truchar el índice inflacionario y toma algunas medidas efectistas con el objetivo político de demostrar a la población que por lo menos hace algo. ¿Te acordás de las reuniones de Kirchner con los empresarios anunciando acuerdos de precios? ¿Y de la lista de precios oficiales de la carne? Todo verso.
Lo concreto es que el país fue ubicado entre los 20 más inflacio-narios. Esta situación ya afecta severamente la economía familiar y la cosa puede empeorar. Para darle un corte definitivo a la inflación y no caer en la “hiper” de otras épocas, hay que poner en vigencia y aplicar la Ley de Abastecimiento, tomando las siguientes medidas:
Bajar los precios. Fijar precios máximos para los alimentos que componen la canasta familiar y los bienes de primera necesidad.
Controlar estrictamente el cumplimiento de las medidas en las plantas productoras de alimentos y en los grandes supermercados, con la intervención de organismos del Estado, bajo la fiscalización de organizaciones de amas de casa, de consumidores y sindicatos.
Aplicar sanciones con cierres, multas y cárcel a los que aumenten los precios, expropiando los bienes productivos y los alimentos a quienes reincidan en el ataque al bolsillo de la población, para entregarlos a los más necesitados.
Eliminar el IVA de los productos de primera necesidad.

Subir los salarios a $3.000 de mínimo

Los bolsillos de los trabajadores están cada vez más vacíos. El regreso de las vacaciones y el inicio del año con las obligaciones que se vienen encima, aumenta la preocupación y la duda. Muchas amas de casa se preguntan: ¿Cómo vamos a hacer?
Los anteriores aumentos salariales, logrados a partir de luchar, quedaron minimizados. Es una carrera desigual: la velocidad con que se remarcan las listas de precios es muy superior a la velocidad con que se cambian los importes de los recibos de sueldo.
Aumentos de sueldo se van a conseguir, la cuestión es en cuánto van a incre-mentarse.
Cristina no quiere que las paritarias superen el 18% de promedio. Los empresarios pretenden el 13%. Ninguno de los dos porcentajes alcanza.
Los desocupados siguen cobrando subsidios de $ 150. Es inadmisible que el gobierno pretenda que una familia sin trabajo pueda vivir con uno o dos planes sociales.
La mayoría de los contratados y los trabajadores en negro tienen salarios muy bajos y encima están por fuera del convenio.
Los profesionales desplazados del INDEC evaluaron que la inflación real del 2007 estuvo entre el 22 y el 26%. La canasta familiar ronda los $ 3.200. Los aumentos deben ser generalizados. Nosotros proponemos las siguientes medidas:
Aumentar los salarios a $ 3.000 como mínimo, (ya que es el costo estimativo de la canasta familiar) para todos los trabajadores efectivos, contratados y en negro, peleando por más incremento proporcional para los que ya ganan esa cifra.
Incluir en las paritarias una cláusula de aumento automático ante cada suba de precios detectada por los profesionales y técnicos desplazados del INDEC, hasta que el organismo sea normalizado bajo control de sus trabajadores.
Llevar los planes sociales a $ 500 como mínimo, garantizando la entrega de la comida necesaria para los desocupados organizados en los movimientos piqueteros.

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