viernes, 18 de abril de 2008

1º de Mayo: fue y será Una lucha mundial de clase contra clase

“La guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCornick, han fusilado a los trabajadores. ¡Su sangre pide venganza!

Así refería un periódico obrero de Chicago a la matanza de huelguistas por la policía, el 3 de mayo de 1886. Más de 7.000 trabajadores, que cumplían la resolución tomada por el Congreso de la Federación Americana del Trabajo (AFL) de imponer la jornada de 8 horas desde el 1º de mayo de ese año, fueron atacados a tiros por la policía y los matones de la empresa McCormick. Seis muertos y más de cincuenta heridos fue el saldo de la masacre. Una demostración de protesta, al día siguiente, también fue atacada por la policía, con una nueva cantidad de muertos y heridos. Varios dirigentes obreros fueron detenidos y juzgados, por una presunta “conspiración”; y cinco de ellos, condenados a muerte.
Por boca de uno de los jurados del juicio, la burguesía norteamericana puso en claro los motivos por los que se asesinó a los “mártires de Chicago”: “Los colgaremos lo mismo. Son hombres demasiado sacrificados, demasiado inteligentes y demasiado peligrosos para nuestros privilegios”.

De las 8 horas a la revolución socialista

Pero la lucha obrera por las 8 horas había comenzado muchas décadas atrás. Ya en 1825 los obreros ingleses reclamaban las célebres “tres 8”: 8 horas de trabajo, 8 de descanso y 8 de educación y esparcimiento. Pero fue después de veinte años de grandes luchas que se logró la reducción de la jornada a 11 horas en Inglaterra. Y el primer país en lograr las 8 horas fue Australia, en 1856, producto que el día era muy corto y las patronales australianas podían hacer concesiones por haber descubierto grandes yacimientos de oro. En 1868, se conquista la histórica reivindicación en los Estados Unidos. Esta ley es la que dará impulso a la joven clase obrera norteamericana. En noviembre de 1884, el congreso de la AFL, resolvió que desde el 1º de mayo de 1886 todos los trabajadores abandonasen el trabajo una vez cumplida la jornada conseguida. Es en este marco que se produjo la “masacre de Chicago”. En 1889 los obreros socialistas, reunidos en un Congreso Internacional, resolvieron realizar una manifestación internacional en una fecha fija, por las 8 horas y otras reivindicaciones obreras aprobadas. Fue el recuerdo del sangriento y triunfal 1º de mayo obrero de los Estados Unidos, que los hizo elegir el 1º de mayo como la fecha convenida. El 1º de Mayo de 1890, por primera vez en la historia, los trabajadores de todos los países hicieron huelgas, marchas y reuniones. Había nacido el Día Internacional de los Trabajadores.
De aquella reivindicación inicial, los trabajadores del mundo avanzarían sin detenerse ni ante la represión, ni las concesiones de los patrones. En 1917 esta lucha ganó una herramienta valiosísima, al instaurarse en Rusia el primer Estado Obrero.
El 1º de mayo de 1919 en la Unión Soviética, Lenin pronuncia su histórico discurso en el que enfatiza el carácter internacionalista de la lucha de los trabajadores.

El 1º de Mayo en Argentina

“Los últimos años del siglo pasado (Siglo XIX), fueron los del nacimiento de la clase obrera argentina (producto de la inmigración europea). A esta le cabe el mérito de ser una de las primeras del mundo en cuanto al desarrollo de su conciencia y a haberse elevado a una política independiente. La clase obrera argentina era una de las pocas que tenía secciones de la Primera Internacional (1871)… Por decisión de la Segunda Internacional reunida en París, se decidió celebrar en todos los países del mundo una jornada de lucha los 1º de Mayo de cada año, para plantear las distintas reivindicaciones obreras y en homenaje a los trabajadores masacrados en Chicago tres años antes. En esa reunión de París, la Argentina estuvo representada por Guillermo Liebknecht, padre de Carlos y amigo de Marx, quien había aceptado la solicitud que en tal sentido le hicieron los integrantes de un club de socialistas alemanes residentes en la Argentina, el Vorwärts. En la celebración del 1º de mayo de 1890, realizada en el Prado Español de Buenos Aires (actualmente Recoleta), los oradores se dirigieron a la concurrencia en cuatro idiomas: alemán, francés, italiano y castellano. El 2 de septiembre de 1878, ante el asombro de la sociedad de aquellos días, se declaró la primera huelga en el país: los tipógrafos paraban ante la reducción de los salarios y el aumento de las exigencias laborales… El diario El Nacional calificó la huelga de “recurso vicioso, inusitado e injustificado”, le atribuía la influencia europea -aunque la mayoría de los tipógrafos eran criollos- y concluía afirmando “el socialismo usa las huelgas como instrumento de perturbación, pero el socialismo es una necedad en América”. (N.Moreno. Método de interpretación de la historia argentina)
El mismo Moreno menciona que en 1882 se realizó una huelga de albañiles y yeseros; en 1883, carpinteros, telefónicos y peones de La Plata; en 1885, panaderos de Rosario; y entre 1888 y 1890 se registraron 36 huelgas.
El 1º de mayo de 1909 la FORA (Federación Obrera de la Región Argentina, de orientación anarquista) convoca a movilizar hacia Plaza Lorea. Pero antes de que comiencen a hablar los oradores el coronel Ramón Falcón ordena abrir fuego contra la multitud de 30.000 obreros. Pero la represión nunca logró frenar el avance de los trabajadores. El 1º de mayo siguió siendo el día en que los trabajadores argentinos se unían a sus hermanos de clase en todo el mundo, la fecha nunca perdió su carácter internacionalista. Por eso el 1º de mayo de 1938, se realizó la mayor manifestación hecha en nuestro país, en solidaridad con los obreros españoles en lucha contra el fascismo.

1º de Mayo: ¿una fiesta?

Desde 1945, el 1º de Mayo tuvo un aspecto diferente. El gobierno nacionalista burgués del general Perón, habiendo dado importantes concesiones al movimiento obrero, logró controlar sus organismos sindicales, e intentó hacerle perder su carácter de día de lucha y protesta, para convertirlo en una “fiesta”, en la que la dirección peronista trataba de eliminar toda referencia a la lucha de clases y a la solidaridad internacional de los explotados. También la Iglesia y el estalinismo intentaron apropiarse del 1º de Mayo, uno declarándolo “Día de San José Obrero” y el otro organizando desfiles militares para demostrarle al mundo su poderío.
Después del golpe gorila de 1955, que derroca a Perón, los 1º de Mayo recuperaron su sentido de lucha y reivindicación obrera. Pero desde mediados de la década del 60, los burócratas sindicales enterraron la fecha. Nada de manifestaciones, alguna solicitada en los diarios, alguna ofrenda floral, algún asado en el club del sindicato. Pero nuestra corriente en los peores momentos, utilizó los asados o las reuniones en los barrios, para seguir dándole un sentido combativo, clasista e internacionalista, explicando por qué murieron los mártires de Chicago.

Nuestra tradición

Ya el 1º de Mayo de 1974, el Partido Socialista de los Trabajadores realiza su acto en la Plaza Flores. En 1984, el Movimiento al Socialismo hizo 41 actos en todo el país bajo la consigna “Preparemos un plan de lucha obrero y popular por el salario y contra el FMI”.
En 1985, con el MAS, hicimos un acto en el estadio de Atlanta, miles de obreros y militantes socialistas fueron protagonistas de ese gran paso adelante en la verdadera tradición obrera y de clase. En 1986, el Frente del Pueblo, integrado por el MAS y el PC, hizo un acto multitudinario en el estadio de Ferro, de carácter unitario, en el que hablaron Zámora e Íscaro, y si mal no recuerdo representantes de una corriente del peronismo
En 1988, el MAS llenó el estadio de Ferro bajo la consigna “el socialismo crece”, el acto tuvo un carácter internacionalista con la presencia de representantes del pueblo Palestino, y la adhesión de la Unión General de Trabajadores Palestinos; además una columna de mil docentes, que habían sido protagonistas de una gran lucha, dio la vuelta a la cancha al grito de “a ver a ver, quién decide los salarios, si los maestros o el Fondo Monetario”. Ese acto fue el más grande realizado por la izquierda revolucionaria en nuestro país, y así fue reconocido por la prensa burguesa.
En este recorrido nos salteamos muchos años. Pero es importante decir que nuestra corriente siempre intentó la unidad de acción en los 1º de mayo, a pesar de los intentos de la burocracia sindical por enterrarlo.
Es mi intención transmitirle a las nuevas generaciones de compañeros, que la mejor manera de rendir homenaje a los miles de mártires obreros que entregaron su vida por la causa del proletariado, es luchar por la unidad de los trabajadores y porque el 1º de mayo continúe siendo un día de lucha de la clase. En muchos momentos de nuestra historia llamamos a la CGT a que organice una concentración unitaria. En 1975 el PST se dirigió, en un manifiesto a la clase trabajadora, en el que llamábamos a la unidad y lucha de la clase obrera y, a pesar de nuestras diferencias, llamábamos a todas las corrientes para decirles que todavía se estaba a tiempo de organizar una gran jornada unitaria, que estaba en el sentimiento de toda la clase trabajadora. Llamábamos a los compañeros peronistas y a los no peronistas a coincidir en las reivindicaciones fundamentales de la época: la lucha por el salario, la libertad de los presos, la defensa de los sindicatos y la lucha antioligárquica y antiimperialista. Todos estos puntos, decíamos, se resumen en un común denominador: el triunfo de la lucha obrera y popular de Villa Constitución.
Quiero concluir señalando que esa declaración remarcaba que: “el 1º de Mayo es un día que nos debe servir también para reflexionar sobre las perspectivas de nuestra lucha…Una perspectiva que se resume así: la construcción de un partido obrero revolucionario internacional de masas, que rompa las ataduras, la sumisión y la confianza política hacia la patronal y afirme la marcha independiente de la clase trabajadora hacia la revolución obrera.”
Por eso este 1º de mayo, nuestra corriente realizará un acto en Congreso con importantes delegaciones obreras, tanto argentinas como de otros países. Entre ellas queremos destacar a los compañeros de SIDOR, la siderúrgica venezolana recientemente nacionalizada por Chávez.

Mario Doglio

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