lunes, 7 de abril de 2008

Con la soja al cuello

El detonante del conflicto fue el anuncio de Lousteau sobre el nuevo régimen de retenciones, que en definitiva significa un aumento del 9% para la soja. ¿Qué hay detrás de este anuncio y del negocio de la soja? ¿Por qué el campo salió con tanta fuerza? ¿Cuáles son las causas económicas debajo del paro del agro?¿Qué son los pools de siembra?

Es imposible abordar en su totalidad la
complejidad de la problemática del campo y su producción. Pero es imprescindible dar algunos datos que nos permitan entender los porque del paro.
Hace más o menos 30 años que la soja empezó a perfilarse como un cereal con múltiples propiedades: rica en proteínas de alto valor biológico, capaz de producir aceite, harina y, medicamentos. Las grandes multinacionales pusieron la vista en ella, con el fin de producir modificaciones genéticas en las semillas y que ofreciera mayores rendimientos.
En Argentina las áreas destinadas a la siembra de soja fueron aumentando exponencialmente, transformándose en la principal exportación agrícola y siendo el tercer exportador mundial y el primero en aceite del grano.
Pero en la explotación de soja nada es lineal ni parejo. Para obtener un mayor rendimiento hay que invertir muchísimo dinero en semillas, fertilizantes y tecnología de cosechas, almacenamiento, transporte y otros rubros.

Los pools de siembra y la concentración


Como siempre sucede en la economía capitalista, estas condiciones de inversión son cumplidas por las grandes empresas, muchas de ellas ni siquiera corresponden a productores tradicionales, sino que se trata de asociaciones de empresarios, especuladores o productores de otras ramas que se agrupan en fideicomisos, conocidos como pools de siembra. Arriendan o compran campos en distintas zonas de la pampa húmeda, hacen grandes inversiones para obtener el mayor rendimiento sin importarle cómo quedará el suelo y mucho menos la expulsión o marginación de pequeños productores y otros cultivos o crianzas.
En el 2001 la relación ya era claramente despareja. Del total de soja producida, el 80% estaba en manos de menos del 20% de “productores” como Los Grobos (uno de los principales en manos de Gustavo Grobocopatel, que tiene tierras en Brasil, Venezuela y otros países con sede en EE.UU. (Como dato cabe mencionar que para comprar o arrendar tierras, usa la plata de los jubilados, de las AFJPs). Mientras tanto, el 20% de las exportaciones las realizan más de 62.000 productores medianos y pequeños, que en todos estos años no pudieron hacer las inversiones necesarias, ni tienen infraestructura a su disposición, por lo que tienen un rendimiento menor y un costo de producción mayor. Lo mismo podríamos decir de cultivos como el maíz, el girasol y el trigo.
O sea que la inmensa mayoría de la plata de las exportaciones está altamente concentrada en grandes Holdings o fideicomisos que se llevan la parte del león, mientras que miles de productores tienen una rentabilidad muy inferior.

Los cambios

El objetivo del dólar a 3 pesos fue beneficiar a la industria, sobre todo a las grandes patronales de la UIA. Pero es claro que benefició al agro, donde sus productos (que son exportados como en el caso de la soja en un 95%) se cotizan en dólares. A este sector agroexportador los ingresos netos se le aumentaron el 300%, mientras que sus costos de producción no llegaron a duplicarse (pagaban sueldos, energía, fletes y gas oil en pesos argentinos).
A esto se le sumó en los últimos años, por condiciones de aumento de la demanda internacional, un aumento impresionante del precio de la soja que llegó a superar los 600 dólares la tonelada. Pero una vez más las mayores ganancias las acumularon quienes tenían la mayor cantidad de tierras, con mayor “rinde” por hectárea y con menores costos de producción porque manejaban el negocio de las semillas, el transporte y la comercialización al exterior.
Estas extraordinarias ganancias, que en algunos casos como el maíz llegó al 800% y en la soja al 600%, le permitieron a Kirchner aumentar las retenciones de un promedio del 23% al 35% el año pasado. Hubo muchas quejas de los productores y de los grandes pools, pero no pasó a mayores…la rentabilidad todavía era más que buena.
Pero el crecimiento de los costos internos, con aumentos de salarios, los insumos que se fueron “dolarizando” de la mano de la inflación y la perspectiva de una baja en los precios internacionales de los granos por la recesión en EE.UU., fueron achicando este margen de rentabilidad.

Los chicos son los verdaderos perjudicados

Lousteau y Cristina, impulsados por la necesidad de recaudar más (se estima unos U$S 2.700 millones más) y así intentar mantener el superávit fiscal en un año con mayores vencimientos de la deuda externa; y también en un intento por contener la inflación (ya que con esto hacían caja para subsidios a naftas, tarifas, etc., que tienen gran impacto inflacionario y trae mucho mal humor en la gente) se lanzaron con un nuevo aumento de las retenciones a las agro exportaciones, disfrazado con el verso de retenciones móviles.
Estas “retenciones móviles” significan un aumento de entre el 7% y el 9% para soja y girasol y una disminución del 0,8% para trigo y maíz! Es un aumento en las retenciones con el verso de evitar la “sojización”.
Los pequeños y medianos productores reaccionaron. También los grandes porque verían recortadas sus superganancias. Para los pequeños este aumento podría significar fundirse, ya que les quita un porcentaje muy alto de sus ganancias y como las tierras que arriendan (el 80% de la tierra productiva está arrendada por los productores, es decir no son los dueños de la misma) se cotizan en quintales de soja, se daba para ellos la pésima combinación que si aumentaba el precio de la soja les retenían más y a la vez les aumentaba proporcionalmente el costo del arriendo de la tierra: es decir, las condiciones para fundirse.
Otra vez los beneficiados serían los grandes, que tienen miles de hectáreas con mayor rendimiento y que terminarían arrendando o comprando las tierras de los pequeños y medianos que se funden. Por eso es un verso todo lo de Cristina, porque este esquema claramente beneficia a las grandes multinacionales, Holdings, pools o como quiera que los llamemos y ayuda a concentrar aún más la tierra en menos manos. Por eso es que los cortes fueron encabezados y sostenidos por los pequeños y medianos productores porque está en juego su subsistencia como tales.

Las mentiras de Cristina y los precios en el país

También es mentira que con sólo aumentar las retenciones van a bajar los precios y se va a contener la inflación. La cosa es mucho más compleja que eso. Ya vimos que la política de retenciones indiscriminadas beneficia a los grandes, por eso luego tuvo que retroceder y proponer un esquema distinto para chicos o medianos. Pero en el precio de los alimentos, sobre todo los que se exportan (y nuestro país exporta el 80-90% de los alimentos que produce) están en relación directa con los precios internacionales, ningún exportador aceptará vender sus productos más baratos en el país si los puede vender en el extranjero a precio dólar.

Gerardo Vera

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