lunes, 7 de abril de 2008

Lamentable papel de un sector de la izquierda

Los 21 días que duro la lucha de los pequeños productores del campo provocaron una gran polarización en la sociedad. De un lado se ubicaron los charareros y pueblos del interior, los sectores medios de las ciudades y gran parte de los trabajadores y el pueblo. Del otro lado estuvieron el gobierno, sus socios y los sectores que influencia en el movimiento de masas. Lamentablemente, distintas organizaciones de izquierda militaron contra la justa lucha de los chacareros, colaborando directamente con el gobierno pro imperialista y patronal de los Kirchner como hizo el PC o haciéndole el juego como el PO, el PTS y el MAS.

El argumento más falaz del gobierno fue intentar identificar la protesta con la oligarquía terrateniente y un supuesto plan golpista de la derecha. Cuando lo que se produjo fue un levantamiento de los pequeños chacareros contra el aumento indiscriminado de las retenciones, que al aplicarse por igual a terratenientes y pequeños productores conduce a la quiebra de estos últimos y a que aumente la concentración de la tierra en cada vez menos manos. El aumento de las retenciones a la soja no le produjo ni cosquillas a los grandes pooles de siembra, pero puede terminar de hundir a los pequeños productores. De la misma forma que la política que viene implementando el gobierno hacia los pequeños productores lecheros, ganaderos y de otros cultivos los esta llevando a la ruina y es lo que explica que muchos de ellos, sin estar directamente afectados por las últimas medidas, se volcaran masivamente a las rutas. El otro argumento mentiroso fue que con el aumento de las retenciones se produciría mayor distribución de la riqueza y bajarían los precios en el mercado interno. Cuando todo el pueblo es testigo de que él dinero que se acumula en las arcas del estado nunca vuelve a los trabajadores y el pueblo y termina siempre en más pagos de deuda externa y fabulosos subsidios a las privatizadas y grandes empresas de la ciudad y el campo. De la misma forma que el aumento constante del valor de los alimentos se produce porque la comercialización de los mismos esta en manos de los poquisimos grupos monopolicos que se siguen enriqueciendo gracias a la política económica de este gobierno y que son los que forman a su antojo la política de precios.

El oportunismo de unos y el sectarismo de otros ayudaron al gobierno


Frente a esta realidad, la actuación del PC y los grupos que terminaron encolumnandose detrás del gobierno es realmente escandalosa. El Partido Comunista no desconoce la realidad del campo. Varios dirigentes de la Federación Agraria tienen muchos años de militancia comunista. La política del PC es la culminación de un giro a la derecha que comenzó con la ruptura de Izquierda Unida, continuo con el apoyo a Filmus e Ibarra en las recientes elecciones de Capital y concluye ahora con el apoyo explícito al kirchnerismo. Sin importarle en lo más mínimo haber traicionado al mismo tiempo a los pequeños y medianos productores que supieron tenerlo como referencia política.
Otro sector de la izquierda, con argumentos sectarios y supuestamente “izquierdistas”, también termino cediendo a la presión que ejerció el gobierno. Fue el caso del PO, el PTS y el MAS. Estas organizaciones, detrás de una supuesta política independiente tanto del gobierno como del campo, enfrentamiento que definieron como puja interburguesa, terminaron actuando contra la lucha de los pequeños productores a la que caracterizaron como reaccionaria y dirigida por la oligarquía. Su política no resiste ningún análisis serio. Hasta el propio gobierno, después de su primer fallido discurso y el repudio generalizado que provoco en el campo y las ciudades, tuvo que reconocer que la rebelión era protagonizada por los pequeños productores, que habían sobrepasado completamente a todas las direcciones, desde la Sociedad Rural hasta la Federación Agraria, porque no se sentían representados por ellas, imponiendo en los hechos un programa que partía de diferenciar a los grandes de los pequeños productores, que finalmente tuvo que ser aceptado parcialmente por el propio gobierno.
El sectarismo, propagandismo y abstencionismo de estas corrientes en una de las luchas más importantes de los últimos años es una muestra acabada de la miopía política de estas organizaciones. Los pequeños productores del campo son el equivalente de las clases medias urbanas. No existe ninguna posibilidad de un triunfo revolucionario si los trabajadores de la ciudad y el campo (los obreros rurales) no logran el apoyo de los sectores más pobres de las clases medias del campo y la ciudad. Para ello es un deber de los revolucionarios apoyarlos en sus justos reclamos. Abandonarlas a su suerte o enfrentarlas cuando encabezan una lucha justa, como han hecho estas organizaciones que se reclaman revolucionarias implica lisa y llanamente regalárselas en bandeja a la reacción y la derecha. La política de estos grupos no es una casualidad. Algunos tuvieron la misma política equivocada ante las asambleas barriales que parió el Argentinazo por el carácter pequeñoburgues que le achacaban a sus integrantes o ante el fenómeno que dio origen a los piqueteros por considerarlos lumpenes y desclazados. A otros cada vez los ciega más su sectarismo enfermizo. Lo que los une es una abandono cada vez mas acelerado de todas las enseñanzas del marxismo, el leninismo y el trotskismo.

La política de los revolucionarios


Nuestra política fue diferente a la de todos estos sectores. En la lucha fuimos coincidiendo en varios puntos con otras organizaciones. Desplegamos una gran campaña entre los trabajadores y el pueblo en apoyo a los pequeños productores, levantando la necesidad de una política diferenciada para ellos. Desenmascarando al mismo tiempo al gobierno y su doble discurso. Exigiéndole que si quería enfrentar a la oligarquía impulsara una profunda reforma agraria y otras medidas transicionales para reventar a los grandes terratenientes y pools de siembra, que son los únicos que se han visto favorecidos por la política agraria que viene implementando el kirchnerismo desde que subió al poder. Con esta política logramos que un sector de los pequeños productores del campo tuvieran claridad de que la clase obrera no tiene nada que ver con los Moyano, que los desocupados son lo opuesto a los D´Elia y que existe una izquierda que no se alinea con este gobierno y los grandes grupos que defiende, ni le es funcional ya sea por sectarismo u oportunismo.

Alejandro Córdoba

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