lunes, 7 de abril de 2008

La distribución de la tierra y la oligarquía terrateniente

La concentración de la tierra en manos de unos pocos se remonta al gobierno de Rivadavia y la ley de Enfiteusis, dictada por el Congreso Nacional en mayo de 1826. “Rivadavia actuó como lo que era, agente de los capitales financieros que querían colonizar el país y que nos habían efectuado préstamos leoninos. Para garantizar las deudas, precisamente, hipotecó las tierras públicas –la casi totalidad de las tierras de la provincia de Buenos Aires en aquella época- a esos prestamistas extranjeros. La única forma de mantener la garantía de esa hipoteca era promulgar una ley por la cual las tierras públicas siguieran siendo propiedad del estado y no se repartieran…Esta ley fue la base de la posterior propiedad territorial, ya que se entregaron en usufructo, a las que luego serían las grandes familias de terratenientes, extensiones inmensas.”

Rosas creador de la gran oligarquía terrateniente


J.M de Rosas fue continuador y ejecutor, en un sentido, de la política agraria de Rivadavia. Lo que éste dio en posesión, aquél lo dio en propiedad privada…La enfiteusis, entre 1822 y 1830, entregó a quinientos treinta y ocho propietarios 8.656.000 hectáreas. Rosas, insistimos, entregó en propiedad estas tierras (en 1836 hizo un gran remate de las tierras públicas). Dicha política llevó a que en 1840, según Avellaneda, doscientos noventa y tres personas poseyeran 8.600.000 hectáreas en la misma provincia…” (Extractos del libro de Nahuel Moreno Método para la interpretación de la Historia Argentina ).
La existencia de esta oligarquía terrateniente marca a nuestro país, se negó a la política de Sarmiento de distribuir tierras entre los colonos inmigrantes por el peso dominante de los ganaderos en ese entonces y apoyó todo golpe de estado y gobierno reaccionario, en particular a la Revolución Libertadora y la última dictadura de Videla.
La concentración de la tierra continúa en nuestros días aunque con modificaciones en la estructura productiva, mayor inversión, (también grandes inversores extranjeros) y mayor tecnología, agro-químicos, maquinarias, siembra directa. Hoy en día hay empresas que tienen 600 mil hectáreas o más. La soja por su rentabilidad domina esta producción.
Alberto J. Lapolla en un artículo publicado en www.desruralypolíticas.com.ar sostiene: “La vieja oligarquía terrateniente se opone a cualquier control por parte del Estado de su tasa de ganancia lograda a costa del esfuerzo de toda la nación y en particular, mediante el monopolio absoluto de la renta agraria por su dominio total sobre las tierras existentes en la nación… implica por ejemplo que 6900 propietarios (familias, empresas o empresas familiares) sean dueñas del 49,7% de la superficie cultivable y productiva del país, o que según el Censo Agropecuario de 2002, 936 terratenientes poseen 35.515.000 has (casi toda la superficie en cultivo), un promedio de 38.000 has c/u. Por el contrario 137.021 agricultores poseen sólo 2.288.000 has. Con un promedio de 16,7 has c/u…. En 1966 poseíamos más de 600.000 productores agropecuarios, hoy sólo restan 330.000”
La situación del campo es una de las grandes tareas democráticas a resolver en el país, mucho más allá de los vaivenes inmediatos del paro agrario, será necesario terminar con este monopolio de la tierra de la oligarquía y discutir una profunda reforma agraria.

Chino Moya

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