lunes, 12 de mayo de 2008

A 40 años del Mayo Francés: "Obreros y estudiantes, unidos venceremos"

En 1968 estallaba el Mayo Francés. El movimiento surgió en la Universidad de Nanterre, en las afueras de París. En pocos días se extendió a los secundarios, ganó la simpatía popular e incorporó a la clase obrera, que hizo una de las huelgas más fuertes de la historia de Francia. Según cuenta el dirigente trotskista Alain Krivine, de la LCR y líder juvenil en aquel momento, diez millones de trabajadores pararon, ocuparon fábricas e hicieron ondear banderas rojas en los techos…

La administración de la Universidad de Nanterre fue ocupada: unos 200 universitarios reclamaban la liberación de varios compañeros detenidos por apoyar la gesta del pueblo de Vietnam, ex colonia de Francia. También exigían más libertad en los claustros. Esas reivindicaciones democráticas, junto al cuestionamiento a los planes de estudio y las autoridades universitarias, eran parte de un rechazo más general contra el autoritarismo del gobierno y del presidente francés, Charles De Gaulle.

Un mundo convulsionado

A fines de los ’60, lo más destacado en el contexto internacional era la dura resistencia del pueblo vietnamita contra la intervención armada yanqui. A su vez, en EE.UU., esa guerra había originado un fuerte movimiento pacifista cuya vanguardia era el estudiantado.
En abril, en Checoeslovaquia había estallado la Primavera de Praga: una rebelión democrática de la juventud estudiantil y obrera contra el totalitarismo de la burocracia stalinista que gobernaba el país, que es finalmente aplastada por el ejercito ruso en agosto del 1968. En México hubo grandes movilizaciones universitarias y en una de ellas se provoca la masacre de la plaza de las Tres Culturas, en el barrio de Tlatelolco donde son asesinados docenas de estudiantes. En Argentina, el Mayo Francés impactó entre la juventud universitaria, secundaria y sectores obreros e incidió así en el Cordobazo de 1969 y en las grandes luchas en Rosario y Tucumán.
Todos estos hechos fueron parte de un mismo proceso internacional de irrupción de las masas trabajadoras y estudiantiles en el acontecer político. Con sus características urbanas, insurreccionales y revolucionarias, y el movimiento obrero como un fuerte protagonista, de hecho se contraponían a las teorías guerrilleristas de la época.

Francia en ebullición


Los paros y marchas estudiantiles, con tomas de facultades y colegios, se extendieron a todo el país. Y la respuesta represiva del gobierno no hizo más que sumar nuevos contingentes a la batalla. En el Barrio Latino hubo barricadas y fuertes choques con la policía. Desde las asambleas en las universidades se tomaba contacto con los activistas obreros, alzando la consigna «Obreros y estudiantes, unidos venceremos». En un clima de convulsión creciente, los sindicatos comenzaron huelgas que llegaron a paralizar el país. La principal central sindical, la CGT, dirigida por el PC, al principio llamó a paros. Pero como el movimiento se iba radicalizando y cuestionaba más frontalmente al gobierno, tomó distancia.
La crisis política se profundizó y surgió un doble poder, aunque no organizado ni centralizado. Las universidades estaban en manos de los estudiantes y docentes. En varias empresas, los trabajadores decidieron la producción. En algunas televisoras y radios, los periodistas controlaban la información. En ciudades como Nantes, los agricultores bloquearon las rutas de acceso y los trabajadores del transporte controlaban el tráfico, el combustible y hasta los precios de los alimentos.
El gobierno cambió entonces su línea represiva. El 27/5 anuncia un aumento general de salarios del 12% y sube el salario mínimo un 35%. Poco después, el 30, y tras abandonar el plan de convocar a un referéndum, De Gaulle disuelve la Asamblea Nacional (cámara de diputados) y llama a elecciones generales en 40 días. Con tales medidas, más la traición del PC y ante la ausencia de una alternativa revolucionaria de peso, el movimiento inició su retroceso.

Un ejemplo que sigue vivo

En aquellos días, el intelectual Jean Paul Sartre le decía a los jóvenes: “Hay algo que ha surgido de ustedes que asombra, que trastorna, que reniega de todo lo que ha hecho de nuestra sociedad lo que ella es. Se trata de lo que yo llamaría la expansión del campo de lo posible. No renuncien a eso.» (citado por Enrique Valiente Noailles en el diario La Nación del 4 de mayo de este año, en la sección Enfoques). Precisamente, una de las consignas del movimiento fue: «Seamos realistas: pidamos lo imposible…»
Aunque el Mayo Francés no logró arrancarle el poder a la burguesía, sus grandes acciones y sus enseñanzas perduran hasta hoy. Fue una experiencia extraordinaria, que mostró la potencialidad de la unidad obrero-estudiantil y significó una profunda participación democrática de masas que tomaron en sus manos su destino. También marcó, una vez más, la necesidad crucial e ineludible de construir una herramienta política revolucionaria con fuerza dirigente.
El Mayo del ’68 en Francia repercutió en todo el mundo e iluminó el camino de la lucha por la libertad en todos los ámbitos: la liberación sexual, vínculos humanos solidarios y el rechazo a toda forma de autoritarismo, alienación, explotación y opresión. En definitiva, fue un hito en la pelea hacia la sociedad socialista por la cual luchamos.

Algunos hechos

La Facultad de Humanidades de Nanterre tenía 5 años de vida y 14 mil estudiantes. Una serie de reivindicaciones inmediatas encenderán la mecha de la rebelión. En abril del ’68, los estudiantes se reunieron en mitines masivos y el anfiteatro fue bautizado con el nombre de “Che Guevara”.

El 19/4, 2.000 estudiantes se congregan en el Barrio Latino para repudiar el atentado criminal contra uno de los líderes de la rebelión juvenil europea, el alemán Rudi Dutschke. El 27, el líder juvenil Cohn Bendit es detenido por la policía y al día siguiente los comités “Vietnam de base” desmantelan una exposición del gobierno de Vietnam del Sur. El grupo fascista “Occidente” comete varios atentados y ataques contra los estudiantes.

La semana rabiosa duró del 3 al 15/5. Fueron 13 días que conmovieron al mundo. Apoyaron las Juventudes Comunistas Revolucionarias (maoístas), el Partido Socialista Unificado y núcleos anarquistas extraparlamentarios y trotskistas. Tomaron las casas de estudio, amenazaron a los ayuntamientos y oficinas públicas y gritaban consignas como “Muera la represión”, “Liberen a nuestros camaradas”, “Gaullismo-dictadura”.

El 6/5, más de 600.000 estudiantes entraron en huelga en toda Francia llamando al paro general. La violencia de generalizó en el Barrio Latino. Hay guerra de posiciones: de un lado, 10.000 estudiantes; del otro, la policía militarizada. Se suman al movimiento miles de secundarios. Entre el 10 y 11/5 se formaron barricadas en torno de las Universidades y varios miles de jóvenes obreros manifestaron su apoyo a los estudiantes, desobedeciendo a la burocracia sindical.

El 12/5 se reunieron dirigentes estudiantiles y de las centrales sindicales. El 13, un millón de personas -la manifestación más grande desde la Liberación- desfiló al grito de «Pompidou al inodoro», «De Gaulle asesino», y «Gobierno popular». Los universitarios ocupan La Sorbona, cuelgan banderas rojas y negras, y decoran los pilares de la plaza con carteles de Marx, Lenin, Mao, Trotski, Fidel Castro y el Che. No hay policías ni militares. El poder paseaba por las calles de París.

El 14/5, marchas estudiantiles y grupos de acción parten hacia las fábricas. El 15, los obreros toman la fábrica Renault. El 16, la mayoría de los operarios se pliegan al paro y proclaman “la Nanterre obrera”. En pocos días, y sin ninguna coordinación de los sindicatos, Francia quedó absolutamente paralizada: 10 millones de obreros se lanzaron a la huelga general. (extractos de la web Argenpress)

Chino Moya

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