lunes, 12 de mayo de 2008

Vuelve a actuar la armada imperialista

El Pentágono tomó la decisión de volver a poner en actividad a la Cuarta Flota en los mares de América del Sur y el Caribe, supuestamente, con el objetivo de enfrentar el terrorismo y el narcotráfico. ¿Por qué una flota imperialista tan importante vuelve a estar activa en esta región después de 58 años?
Centenares de bases en tierra, con bandera Norteamérica o de la OTAN, constituyen la presencia militar del imperialismo en el mundo. Una parte de esa presencia en los mares se compone de la segunda, tercera, quinta, sexta y séptima flota. Con ellas cubren: desde las costas de EE.UU. hasta la costa occidental de Europa, el este y norte del Océano Pacífico, incluido el Mar de Bering y Alaska, el Golfo Pérsico, el Mar Rojo y la Costa de África hasta Kenya, el Mar Mediterráneo, el Pacífico Oeste y el Océano Indico. Todas están en funcionamiento desde la década del 40.
Después de 58 años de inactividad, a partir del 1º de julio, a las flotas mencionadas se suma la Cuarta Flota compuesta por barcos, portaaviones y submarinos. Tendrá su base en Mayport, Florida, desde dónde actúa el Comando Sur y su área de actuación abarcará los mares del Caribe y de América Latina. Entre 1943 y 1950 estuvo activa en el combate de los submarinos alemanes que atacaban los convoyes en América del Sur. Ahora el Pentágono la resucita con otros objetivos.

Las causas del reflote

A partir de la caída de la URSS, que ayudaba a EE.UU. a enfrentar los conflictos en una verdadera división de tareas, los yanquis se dedicaron en forma directa a distintos conflictos en el mundo. Así descuidaron política, económica y militarmente a América Latina.
Lo hicieron a un alto costo: las políticas neoliberales implementadas por Menem, Fujimori, FHC y otros, basadas en “relaciones carnales” con el imperialismo, perdieron terreno en el continente. Así surgieron gobiernos relativamente hostiles a Bush y con cierto grado de independencia en las decisiones, como los de Chávez, Evo Morales y Correa que se sumaron a Cuba.
La reacción norteamericana busca recuperar el terreno perdido, justificando su reincursión latinoamericana con la excusa de enfrentar al narcotráfico y el “terrorismo”.
Los objetivos reales son: recuperar influencia política y militar, apoyar a los gobiernos serviles que se plantean derrotar los procesos revolucionarios en curso y evitar que se repitan otros similares.
Hay una estrategia para la región. Pero una cosa es el anhelo político y otra distinta la posibilidad de concretarlo, el Plan Colombia es una prueba de ello ya que, más allá del fortalecimiento armamentístico de las tropas de Uribe, no encuentra el apoyo político necesario para su total implementación y aceptación continental.
Otro tropezón político fue la incursión del ejército colombiano en territorio de Ecuador para asesinar a dirigentes de las FARC. Con ella probaron la obsecuencia de Uribe y la aceptación de la doctrina norteamericana de los ataques preventivos contra el “terrorismo” sin respetar fronteras. La acción fue mundialmente repudiada, particularmente en América Latina y Uribe salió debilitado al igual que su política de hacer de Colombia el gendarme latinoamericano contra los pueblos.
Los comunicados oficiales del Pentágono son claros: «La reactivación de la Cuarta Flota servirá para demostrar el compromiso de Estados Unidos con sus socios regionales», entre los que se destaca Colombia. «La flota podría aportarle más relevancia a la zona y aumentar nuestra capacidad para actuar», explicó el contralmirante James Stevenson al diario El Nuevo Herald .
La presencia de la Flota es una nueva vuelta de tuerca en la estrategia yanqui: un claro mensaje de fortalecimiento de la presencia directa del imperialismo contra Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, contra las luchas de los trabajadores y los pueblos para salvaguardar sus intereses económicos y de saqueo de los recursos naturales.
El resurgir de la Cuarta Flota se inscribe en el marco más general del intento de fortalecer la presencia militar yanqui en el mundo. Esta incluye la instalación de escudos misilísticos espaciales, nuevas bases de la OTAN en países del este europeo y las invasiones, como la que mantiene en Irak.

¡Fuera yanquis de América Latina!

Cuba, Venezuela y Bolivia denunciaron los planes imperialistas. Es necesario exigir que los gobiernos de América Latina rechacen explícitamente esta nueva agresión de Bush y los yanquis.
Un profundo y creciente rechazo al imperialismo recorre cada rincón del planeta, expresado en grandes luchas y movilizaciones, cuyo punto más alto se encuentra en la resistencia Irakí y en Medio Oriente.
Por eso, cada instancia de debate y acción de los trabajadores y el pueblo es una oportunidad válida para expresar el repudio a los yanquis y sus planes sistemáticos de agresión y amedrentamiento.
En colegios y facultades hay que preparar acciones de repudio para el 1º de julio, que incluyan la movilización a las embajadas y consulados norteamericanos..

Rubén Tzanoff

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