martes, 22 de julio de 2008

Ahora, por el salario y contra la inflación

No hace falta ninguna encuesta para saber que para la inmensa mayoría de los habitantes de este país la inflación es un problema central. No hay un solo día en que dejemos de padecerla, de pensar qué malabarismo hacer cuando vamos al supermercado, cómo pagar las cuentas o el alquiler, cómo llegar a fin de mes.

Y da bronca, claro. ¿Cómo no va a dar bronca ver que los precios suben y suben, mientras los aumentos de salario ya se hicieron humo? ¿Cómo sobrevivir, si sos desocupado o desocupada, y más si tenés chicos, con un ‘plan social’ de apenas 150 ó 200 pesos al mes? ¿Cómo parar la olla si uno depende de una jubilación o una pensión tan bajas como las de hoy? ¿Cómo no tener bronca si el INDEK de los Kirchner dice que la suba de precios de junio fue del 0,6 por ciento? ¿Cómo no indignarse si el secretario de Comercio Interior, el patotero Guillermo Moreno, dice sin vergüenza por la tele que la inflación “es una sensación”?

¡Sensación, las p...! ¡Hasta un niño sabe que la carestía subió mucho más que el 0,6! La inflación es un latigazo que nos golpea cada día a nosotros, a nuestras familias, a todo el pueblo. Por eso tenemos que unir fuerzas para enfrentarla. Y para eso, en el camino de pelear por cambios más de fondo, te proponemos organizarnos juntos para luchar por tres medidas de emergencia:

1. Reclamar aumento de salarios y paritarias ya


Si vos sos un trabajador o una trabajadora, sabés en carne propia que los sueldos ya quedaron muy atrás. Y más si sos estatal... y más todavía si trabajás en negro o por contrato. Por eso en todos los gremios, desde cada lugar de trabajo, fábrica, oficina, banco, hospital o escuela, es necesario que salgamos a exigir un inmediato aumento de salarios y la reapertura de las negociaciones paritarias. No podemos esperar a la dirigencia sindical, en su gran mayoría burocrática y socia del gobierno y las patronales, sea de la CGT de Hugo Moyano, de la “nueva” CGT de Luis Barrionuevo o -aunque en menor medida- de la CTA de Hugo Yasky.

El primer paso es impulsar asambleas y reuniones de delegados para decidir entre todos, democráticamente, por cuánto y cómo salir a pelear por el salario. Ya los docentes están en lucha en varias provincias. El sueldo básico debería equivaler al costo de la canasta familiar, y ser indexado al menos trimestralmente según la inflación. Para defender el salario también hay que exigir la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. ¡Ganancias deben pagar las empresas, no los trabajadores!

Lo mismo vale para las compañeras y compañeros desocupados, para salir a movilizar por el aumento de los planes sociales y de la entrega de comida para los comedores. Y lo mismo para los jubilados y pensionados.

2. Anular el IVA a los alimentos básicos

Néstor Kirchner repite una y otra vez que a este gobierno le preocupa “la mesa de los argentinos”. Y Cristina, desde un frigorífico de propiedad brasilera, dijo días atrás que ella es “experta” en alimentos... La verdad, no tienen cara. Y más aún sabiendo que es justamente en comida que los sectores más humildes gastan la mayor parte de sus ya exiguos ingresos. Si tuviera un mínimo de preocupación real, el gobierno podría tomar una sencilla medida que permitiría de un día para el otro mejorar en un 15 por ciento promedio esa “mesa”. ¿Cómo? Anulando el IVA a los productos de la canasta básica.

Porque el IVA es el más injusto y regresivo de todos los impuestos: los pobres pagan igual que los ricos. Además, para el consumidor final -o sea nosotros- es imposible evadirlo porque va incluido en el precio. Si le dijéramos a la cajera del super “Descontame el IVA, que este mes no lo puedo pagar”, nos miraría con cara rara... ¡Pero con una ley sí se puede hacer! Como algunos productos básicos pagan de IVA el 10,5 por ciento y otros el 21, si esto se eliminara, nuestro dinero tendría en forma automática un 15 por ciento más de poder adquisitivo, o sea tendríamos un 15 por ciento más de alimentos en nuestra mesa familiar.

3. Control popular de precios y Ley de Abastecimiento

Los famosos “acuerdos de precios” de Moreno ya son un cuento más chino que los dueños de los mercaditos. Esos productos jamás aparecen en las góndolas. Por eso desde cada barrio hay que motorizar un verdadero control de precios sobre los hipermercados, por ejemplo mediante comisiones de vecinos junto a las entidades de consumidores y las organizaciones populares.

Frente a la inflación y el riesgo de desabastecimiento, el gobierno culpa a los chacareros. ¡Es otro verso! Los pequeños y medianos productores siguen recibiendo muy poco por sus productos, por ejemplo 3,20 pesos el kilo de novillo vivo y 0,85 el litro de leche, mientras que para nosotros la carne es un lujo, el pan cuesta 4, 5 ó hasta 6 pesos y la leche 3. ¿Quién embolsa la diferencia? Los grandes frigoríficos, lácteas, aceiteras y demás pulpos formadores de precios, a los cuales el gobierno subsidia, y las cadenas de hiper, con las cuales el gobierno hace sus “acuerdos” truchos.

El gobierno podría poner en vigencia ya mismo la Ley Nº 20.680 de Abastecimiento. Dicha ley permite establecer precios máximos y, para las empresas que los incumplan o acaparen productos, duras sanciones como el decomiso de las mercaderías o hasta la prisión. Pero Cristina sólo lo haría bajo una fuerte presión popular.

Con estas tres medidas de emergencia los trabajadores y los sectores populares podemos salir a enfrentar la inflación de los Kirchner y las grandes empresas. El triunfazo de los chacareros puso blanco sobre negro, ante todo el país, que a este gobierno se le puede ganar. Para dar esta pelea, te invitamos a organizarte junto con nosotros.

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