lunes, 7 de julio de 2008

¡No a la 125! ¡Sí a las retenciones diferenciadas!

Bajo el ruido de cientos de cortes de ruta en todo el país, cacerolazos en las grandes ciudades y un repudio generalizado, el gobierno de Cristina y Kirchner no tuvo otra que cambiar de plan. Bajó un poco su soberbia y recurrió al Congreso como vía de escape a una crisis que parecía empeorar a cada minuto. Altanero, para disimular su retroceso, el kirchnerismo empezó diciendo por boca de Alberto Fernández que “se vota sí o no, sin cambiar ni una coma”… Pero entre esa pretensión y la realidad se cuelan la crisis y la debilidad del gobierno. Mientras corren versiones de algún afloje del gobierno, el Congreso entra en momentos decisivos.

La llegada del debate al Congreso tiene como trasfondo la fuerza del movimiento agrario y de ciudades y pueblos enteros. Por eso, más allá de las amenazas del gobierno, los diputados tienen detrás suyo la presión social que dice no a la resolución 125. Esta presión empezó a colarse incluso entre diputados de distintas alas del Frente para la Victoria, que salieron a plantear cambios. Los que vienen de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe. Solá y un sector, que mantienen la idea oficial pero modifican otros puntos. Todos ellos saben que si no intentan mostrar algún cambio la situación se puede agravar.
Los últimos días Kirchner sintió esta realidad. Y aunque mantiene su idea de hacer votar la propuesta original, está obligado a presentar otros aspectos para retener los votos de sus diputados. Es evidente que actúan con chequera, aprietes y promesas. Pero cuando se ha perdido tanto apoyo, y Cristina no para de caer en las encuestas, ni siquiera eso alcanza. El panorama del gobierno es difícil. Si va a rajatabla con su propuesta, podría desatar una nueva oleada de bronca y acciones en todo el país. Si retrocede, salta a la luz su derrota y se complica su futuro. Como dice el refrán, está entre la espada y la pared…

Cientos de intendentes

Luego de varios días en su carpa verde en Plaza Congreso, donde miles pasaron a solidarizarse, los sectores agrarios recibieron otra muestra de apoyo: cientos de intendentes del interior -de todo color político, con mayoría del PJ- sumaron su reclamo contra la 125. No es casual: ellos reciben la presión directa de sus pueblos y ciudades. Porque el proyecto del gobierno no solo golpea a los chacareros: también a los trabajadores, comerciantes y las comunidades de todo el interior. Son economías regionales enteras las que sufren las consecuencias de las medidas kirchneristas. Los pequeños y medianos productores son un motor esencial de la vida económica y social de localidades y hasta provincias enteras.
En esos lugares Cristina cae en picada en las encuestas, como lo mostró Río Cuarto. En esa elección ningún candidato se pudo decir “del gobierno”. Bajo esa realidad los intendentes llegaron al Congreso junto a dirigentes y chacareros autoconvocados. Y su declaración, entre otros puntos, dice: “solicitamos declarar sin valor legal la resolución 125, sus modificatorias y complementarias. En su defecto, la suspensión… Solicitamos al Congreso que en la ley a sancionar se garantice la coparticipación federal de los recursos obtenidos por las retenciones agropecuarias”. Esto aumenta las dificultades del gobierno y fortalece el reclamo chacarero.

La oposición debate salidas

Los diversos bloques opositores se tuvieron que mover en medio de la llegada de autoconvocados y ruralistas a la Comisión de Agricultura del Congreso. Las entidades del campo, además, presentaron más de un millón de firmas de apoyo. Lógicamente, muchos diputados se fueron colocando contra la 125. Ahora, la Coalición Cívica, la UCR, PRO y otros bloques -aunque tengan diferentes propuestas- plantean juntos la suspensión. Los miles de chacareros autoconvocados en todo el país esperan que la oposición los respalde. Sin embargo, no podemos olvidar que la mayoría de esos bloques opositores son parte de proyectos políticos en los que no se debe confiar. Por eso desde las bases hay que exigirles con fuerza y estar alertas a cómo actúen.
Por otra parte, no está claro qué postura tomarán los diputados del SI ni Lozano de Proyecto Sur.

Hacen falta propuestas claras

En simultáneo con el debate en el Congreso, es importante mantener con fuerza una serie de medidas que de verdad solucionen el reclamo de los pequeños productores y ataquen a los grandes exportadores y pools de siembra. Desde el MST-Nueva izquierda las volvemos a plantear. El primer punto es el rechazo a la resolución 125 y que haya retenciones claramente diferenciadas: que paguen más los grandes y mucho menos los pequeños productores.
Junto con eso, proponemos otras. Impuestos progresivos a las ganancias de las exportadoras y la oligarquía. Nacionalizar el comercio exterior y los puertos, para terminar con el negocio de seis empresas y priorizar las necesidades sociales de alimentos. Una profunda reforma agraria, que revierta la concentración de la tierra y permita trabajar también los miles de hectáreas hoy ociosas, en una agricultura con agricultores. Y asimismo estatizar la producción de semillas y fertilizantes, para poner fin al monopolio de las multinacionales.

Las entidades, bajo presión de las bases

Como es evidente, durante todo el conflicto fueron los autoconvocados los que marcaron el rumbo y aseguraron las acciones centrales. Y cada vez que las entidades se sentaron a negociar, tuvieron a sus espaldas esa firmeza. Bien lo sabe La Rural, que representa a los grandes y siempre fue la más propensa a levantar el paro y los cortes. Ahora sucede lo mismo. Si el tiempo pasa y en el Congreso no afloran soluciones, la situación se vuelve a tensar. En muchos lugares ya se habla de volver al costado de las rutas y a tomar nuevas medidas si no se cambia el proyecto oficial.
Que la Federación Agraria y las otras entidades planteen “suspender la 125 y abrir un debate serio” se debe a su escaso margen para avalar solo cambios cosméticos al proyecto del gobierno. Se habla de aumentar los reintegros a pequeños y medianos o de hacer ley los arrendamientos a cinco años. Pero la desconfianza en el gobierno es tanta que las bases no aceptan promesas vagas. Menos aún si, como trascendió, las ex-portadoras serían las encargadas de reintegrar los montos… ¡No cobraría ni el loro, como pasó con los anteriores reintegros! En este clima, los chacareros, si no ven soluciones concretas, están preparados para retomar la lucha.

No bajar la guardia

El Congreso es un ámbito proclive a aprietes y maniobras. Al tema retenciones le cabe ese riesgo. Saberlo lleva a no alentar falsas expectativas. Pero eso no niega la posibilidad cierta de derrotar el proyecto K, siempre y cuando no afloje la movilización y la presión social.
Es positivo que las asambleas de base de cada pueblo debatan un eventual reinicio de acciones. Pero es una debilidad que la Federación Agraria no promueva una Marcha Federal al Congreso o una jornada nacional de protesta para el día que se trate la ley. Sería la mejor garantía en estos momentos tan decisivos, llamando a su vez a los trabajadores y al pueblo de la ciudad a solidarizarse y unir sus reclamos. Volvemos a insistir en estas propuestas. Si la presión se mantiene, es posible ganarle esta pelea al gobierno. Y ese triunfo nos fortalecerá a los trabajadores, desocupados, estudiantes y demás sectores populares para seguir por todas las reivindicaciones pendientes.

Pablo Vasco

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