sábado, 21 de junio de 2008

Apoyar a los pequeños productores en solidaridad y en defensa propia

Una vez más, colocándose en la vereda del gobierno, la burocracia sindical de todo pelaje, más allá de sus crecientes peleas internas, cerraron filas contra el paro agrario. El cuestionado Moyano, más servil que nunca al modelo K. no se contentó con pactar el techo a los salarios. Se ofreció de grupo de choque, oficio que conoce bien, para desalojar las rutas, aunque reculó frente a la masividad de la protesta y el apoyo popular a la misma. Sus detractores circunstanciales, los Gordos y demás postulantes al trono de Azopardo, se sumaron a la convocatoria al paro para marchar a la Plaza de D‘Elía y el matrimonio K. Mucho aparato y pocos trabajadores. Con todo descaro, se acordaron de la palabra “paro” para apoyar al gobierno, algo que hace largos años que no hacen por el salario, las condiciones de trabajo ni la represión.
En las filas de la CTA se ha abierto un gran debate, reflejo de una profunda crisis en su conducción. No sólo Depetris, que además de oficiar de embajador del gobierno en los debates televisivos comanda junto a D‘Elía las patotas K. Yasky, secretario general de la CTA, junto a Baradel, secretario del SUTEBA y Maldonado titular de CTERA, a la cabeza de una visible mayoría de dirigentes ceteatistas, se han manifestado en apoyo al gobierno y llamado si titubeos a marchar a la Plaza. En una declaración convocando a marchar en apoyo al gobierno se justifican el hacerlo “en defensa de la democracia” y por “mayor distribución de la riqueza”. Sin decir una palabra que es este gobierno el que limita la democracia y la “participación popular” al decidir todo entre cuatro personas. Fomentando un modelo que lejos de distribuir la riqueza, la concentra en pocas manos, no sólo en el campo con los pooles de siembra y las multinacionales, sino en general con los empresarios amigos y privatizadas.
Estos dirigentes asumen el discurso K queriendo culpar a los autoconvocados de la suba de precios o la falta de combustible. Cuando es el gobierno el responsable directo de la inflación que intentan tapar con el IndeK, así como de subsidiar a los formadores de precios y los negociados del petróleo.
Llegan al colmo de reivindicar como “un desalojo con guantes de seda de la ruta” la represión de gendarmería que detuvo a De Angeli. Una verdadera afrenta a los trabajadores que vienen soportando represión y criminalización de la protesta, muchos de de ellos docentes y de la CTA. Lo hacen “en defensa del valioso trayecto recorrido desde mayo de 2003 y en demanda de su profundización”. Es decir, avalando los 5 años de gobierno K.
Todos ellos no enfrentan la inflación ni paran ni movilizan por salarios, presupuesto, salud o educación. Se negaron a parar por justicia para Fuentealba el 4 de abril, pero tienen la desvergüenza de hacerlo para apoyar al gobierno responsable de esta crisis. Acompañando a gobernadores como Scioli que mantienen el ajuste educativo, del salario y la salud, con patoteros como D’Elía y Depetris y comprometiendo falsamente y sin consultar el apoyo de los trabajadores que dicen representar.
Lamentablemente, el sector de dirigentes de la CTA y ATE que responde a De Gennaro, habiéndose opuesto a que la CTA convoque institucionalmente a la Plaza, no han emitido comunicado alguno, abonando a la confusión y dejándole el terreno libre a los que hacen aparecer a la CTA cerrando filas con Cristina.

Por qué apoyar el paro agrario

El país va de mal en peor y los trabajadores no estamos exentos. No es una lucha en la que estemos ajenos. Las puebladas del sábado 14 contra la represión, los masivos cacerolazos contra el autoritarismo del gobierno y en apoyo al reclamo agrario, no sólo nos comprometen a apoyar la lucha de los pequeños productores porque son perjudicados por la política oficial. También expresan el hartazgo que tenemos trabajadores y sectores medios urbanos por la inflación que se devora los salarios, por los precios por las nubes y miles de compañeros por debajo de la línea de pobreza. Y el de los sectores populares y desocupados que subsisten con planes sociales congelados o changas miserables.
No podemos confundirnos por la presencia de la Sociedad Rural y los políticos oportunistas que, posando de opositores, defienden el mismo modelo y se montan sobre el conflicto para su propio beneficio. Más aún, no podemos dejar solos a los pequeños chacareros que son la mayoría amplia en lucha y que las banderas de su lucha sean usufructuadas por los viejos estancieros de la Rural, que no están en las rutas o los nuevos oligarcas de los pooles que esperan que se fundan nuevos productores para quedarse con sus campos. Esos sectores van a estar presentes siempre, tanto en las protestas del campo como de la ciudad pero no anulan el reclamo. El problema fundamental es que no logren arrastrar a la mayoría hacia sus posiciones, lo que sólo se puede lograr disputando con ellos, apoyando la lucha de los pequeños productores y uniendo sus reclamos con los de la clase obrera en lucha. Este es el deber de todo dirigente sindical que se precie de representar fielmente a la clase trabajadora.
El conflicto que tensiona al país no se limita a una disputa gobierno-campo, es la lucha entre los intereses de los trabajadores, comerciantes, vecinos y autoconvocados de todo el interior contra un modelo económico y político que fracasa. Y así como los chacareros no podrán obtener salidas de fondo para su subsistencia sin unirse a la clase obrera movilizada de la ciudad y el campo, es fundamental en la pelea contra el modelo de hambre K rodear de solidaridad la pelea que hoy están dando los pequeños productores del campo. Si le tuercen el brazo al gobierno, los trabajadores vamos a estar más fuertes para luchar por nuestros derechos.
Por ello tenemos que encontrarnos juntos marchando sobre el Congreso para que no se apruebe la ley tramposa de Cristina y preparar una gran marcha federal para torcerle el brazo definitivamente al matrimonio K. Para que la crisis la paguen los que más tienen y no se siga descargando sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo del campo y la ciudad.

Guillermo Pacagnini
Secretario Gral. Adjunto CICOP

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