lunes, 9 de junio de 2008

Menéndez en el banquillo de los acusados

Con un retraso de más de tres décadas el martes 27/05 comenzó, en Córdoba, el juicio a Menéndez, uno de los iconos del genocidio argentino. Falta demasiado para que termine la impunidad pero este es un paso importante que se logró con la tenacidad de años de movilizaciones y escraches en todo el país aunque, los K, intentaron que los derechos humanos queden relegados a slogans de campaña. Como siempre en esta pelea, Vilma Ripoll, junto a compañeros del MST de Córdoba, se hicieron presentes en la primera jornada del juicio exigiendo juicio y castigo como desde hace 32 años venimos haciendo.

El General Luciano Benjamín Menéndez fue, ni más ni menos, que el Comandante del Cuerpo III de Ejército desde septiembre de 1975 hasta septiembre de 1979. Bajo su mando estuvieron La Perla y La Escuelita de Famaillá, entre otros centros clandestinos.
Como varios genocidas, Menéndez fue indultado en el ‘90 por Carlos Menem. Recién ahora se sienta en el banquillo de los acusados en un juicio que intenta probar el plan sistemático de torturas, desapariciones, asesinatos y que obligó a más de un millón de personas a exiliarse.

El caso “Brandalisis”

El proceso por el que Menéndez llega a juicio trata el secuestro, las torturas y los asesinatos de Brandalisis, Palacios, Lajas y Cardozo en 1977. Esta historia comenzó el 6/11/77, cuando Humberto Brandalisis fue secuestrado. Ese mismo día, por la noche, fue secuestrada su compañera, Hilda Palacios. Ambos fueron trasladados a La Perla. También, fue secuestrado, Carlos Lajas mientras cuidaba a su sobrino que fue al mismo centro clandestino de detención. El cuarto secuestro fue el del pintor Raúl Cardozo que ocurrió el 8/11/77.
Desde sus detenciones, los cuatro fueron torturados y vivieron en condiciones infrahumanas. La acusación detalla que en La Perla existía una oficina «especialmente acondicionada» para la tortura física consistente en «violaciones, aplicación de corriente eléctrica, inmersión en agua y la asfixia».

El juicio

Además de Menéndez, están imputados el coronel retirado Hermes Rodríguez, los suboficiales principales retirados Luís Alberto Manzanelli y Carlos Vega; el suboficial mayor retirado Carlos Alberto Díaz; Oreste Valentín Padován y Alberto Ramón Lardone.
Esta investigación tiene varios puntos importantes. Por primera vez, tambalea la impunidad de los genocidas cordobeses. Además, se quiere probar el plan sistemático de la dictadura militar. Pero, también el juicio ya reflejó, las contradicciones de una justicia lenta en la que continúan trabajando muchos cómplices de la dictadura que hasta ahora, junto con los gobiernos de turno, lograron frenar las causas que se tramitan en todo el país.
En las puertas del juzgado eran miles los militantes de derechos humanos, de agrupaciones políticas y sociales que esperaban a los genocidas. Los militantes del MST habían comenzado desde temprano una vigilia. Las voces de miles de cordobeses repudiando a los asesinos y exigiendo justicia se hicieron escuchar. Una maraña de banderas se veía desde lo lejos.
Vilma Ripoll, que viajó especialmente a Córdoba, dijo “Creo que es un hecho histórico por el nivel de impunidad y soberbia, y la actitud de enfrentamiento sistemático que han tenido, que mostraban la ferocidad con la que actuó Menéndez. Por esa jerarquía, es que esto es un hecho nacional, y un mérito de los organismos y las organizaciones que nos movilizamos durante tanto tiempo. Dentro de los que hoy están siendo enjuiciados, muchos no tienen 70 años y tienen que ir a la cárcel efectiva. Hay que avanzar en el desmantelamiento de los aparatos represivos que aún tienen integrantes que participaron de la represión. Incluso en la Justicia hay cómplices, y esos también tienen que estar afuera.
Este cuarto intermedio por el malestar de uno de los imputados, muestra el privilegio que tienen y permite demostrar a la sociedad la diferencia entre un genocidio realizado desde el estado.”

El juicio esta a cargo de Jaime Díaz Gavier que preside el Tribunal Oral Federal N° 1 y Carlos Otero Álvarez y José Vicente Muscará. Son 32 los testigos que aportaran datos a lo largo del juicio y por ende, este podría extenderse hasta agosto. Según los jueces, todos los testigos están siendo protegidos.
Paralelamente en los últimos días se conoció la noticia de que en Buenos Aires, será juzgado Aztiz, el Tigre Acosta y Penías por el asesinato de las monjas francesas y la fundadora de Madres, Azucena Villaflor. Lo que no dijeron con el mismo énfasis los medios es que el juicio no comenzará antes del 2010. La lentitud de todos los juicios comienza a garantizar la impunidad de muchos genocidas que mueren repudiados socialmente pero siendo considerados inocentes.
Cómo en todos los casos de derechos humanos que se juzgaron, como en todos los casos que faltan por juzgar, sólo el clamor y la movilización popular lograrán que en la Argentina se aceleren los juicios y se termine con la impunidad.

Laura Lane

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